jueves, 6 de septiembre de 2007

EL PATRIMONIO DEL PERÚ EN LA SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO

Jorge Millones
(CRESPIAL)


En una época como la nuestra decir que el conocimiento es la clave del poder, remite a una evidencia más grande y notoria que nuestro Macchu Picchu. Sin embargo, preguntar cuál es la manera en la que la información y el conocimiento llegan a nosotros, es relevante en tanto el campo del saber cambia a un ritmo cada vez más acelerado, y, aquello exige de nuestra parte una asimilación crítica y con un orden de prioridades. Lamentablemente, en el Perú, las instituciones que debieran encargarse de procesar la información y ordenarla para ponerla al servicio de la sociedad, brillan por su ausencia. Esta situación es una expresión más de la falta de un Sistema Educativo Nacional, que repose sobre las bases de un proyecto pertinente y articulador, igualmente nacional, claro está.

Las universidades peruanas y los institutos tecnológicos, debieran ser los centros de producción del conocimiento adecuado para el desarrollo del país, pero no, lo que tenemos es un enorme sistema obsoleto de instituciones educativas que en el mejor de los casos, repiten las corrientes foráneas, o simplemente las instalan en las aulas universitarias. Este tema, el de la pertinencia del saber, es crucial ¿Qué tipo de ciencia, de tecnologías necesita nuestra sociedad? ¿Son pertinentes las que se están usando? Si la respuesta fuera afirmativa ¿Por qué hay tantos desocupados con titulo? [1]

El poder del conocimiento radica no solo en su posesión, sino también en el cómo se aplica a una realidad concreta y cómo es que pueden renovarse a partir de esa experiencia. En un mundo en donde el conocimiento especializado tiende a una rápida obsolescencia, es fundamental saber cómo producirlos. Tomar conciencia de esto es básico para proponer un adecuado marco institucional de producción y discriminación del saber. Dichos sistemas de producción del saber serían posibles con una acérrima política de institucionalización de criterios como la investigación, la calidad y la pertinencia. Tendrían que ver con la puesta en marcha de políticas nacionales que articulen la diversidad y la dirijan al desarrollo de todas las comunidades del país.

Lamentablemente, el criterio de diversidad es un eufemismo en un país como el Perú, que aún siendo megadiverso, está notablemente fragmentado y, por tanto, excluyente. Entonces, aquí, queremos poner un punto de debate: Si en un mundo globalizado, el conocimiento y la información son fundamentales para el desarrollo de un país ¿Por qué el Perú no posee un sistema nacional de la información y el conocimiento, que articule universidad-ministerio-proyecto nacional?

En este contexto, corre en paralelo otro problema, más profundo y arraigado históricamente, que con la globalización toma nuevas características: "El problema del patrimonio cultural del Perú, su rol como identificador y aglutinador social, así como su crisis frente al devenir económico".

La idea de “patrimonio” es un concepto proveniente de las disciplinas jurídicas, del derecho. Alude a la posesión de un bien o bienes, por parte de una persona o colectividad. El derecho de poseer, he ahí la noción central del patrimonio. Pero ¿qué poseemos y para qué? Pues, poseemos un conjunto de bienes históricos que –se supone- producen un horizonte histórico en el cual nos incluimos. Lo que nos enseñan en la escuela es que los restos arqueológicos que conservamos con orgullo, “evidencian” que “descendemos” de un pueblo, o pueblos gloriosos. La idea es construir a partir de los restos monumentales, una Identidad. Ahí tenemos otro punto a discutir: Si los restos arqueológicos son asumidos como un elemento identitario, de identificación, local, regional y nacional ¿Porqué son los peruanos los que menos han visitado sus sitios arqueológicos? [2]

En el ámbito social, cultural e histórico, lo patrimonial esta ligado, sobre todo, a la monumentalidad, es decir a restos arqueológicos. Sin embargo, pocas veces se mencionan las matrices culturales que produjeron estos restos arqueológicos que hoy “patrimonializamos”, hacemos “nuestro”. Pero ¿Para que hacemos “nuestro” un objeto arqueológico? Pues tal parece que para venderlo, para sacar provecho económico de él. Y entonces ¿Dónde queda la Identidad ?

Al turismo, le ha servido mucho la separación que hicieron las ciencias sociales clásicas del patrimonio. Ha dividido el patrimonio en dos: Por un lado, los restos arqueológicos, “lo monumental”, con mucha valía para el sistema turístico global, y por otro lado, el llamado “folklore”, elementos espirituales que marchan a la deriva, enfocados como “cosa exótica”: el campesino con su "traje" y su llama, listo para la foto.

Ambos elementos patrimoniales (el arqueológico y el cultural) íntimamente ligados, ambos generadores de identidad, están separados para beneficiar una actividad económica. Esta separación convierte en “mercancía” al patrimonio, y como ya sabemos, las mercancías son artículos de consumo que se caracterizan por ser efímeros y transitorios. Pero, si la identidad necesita sostenerse en el tiempo, es decir, debe ser un proceso diverso pero constante ¿Es posible generar Identidad a partir de lo efímero y transitorio? Pues no, la Identidad , en la practica, hace rato que ya no tiene nada que ver con el patrimonio. Este problema confluye con el anterior: La ausencia de un sistema nacional del conocimiento y la información, es el marco donde se desarrolla la crisis del Patrimonio y la Identidad.

En el Perú, aún podemos ver la continuidad histórica de las matrices culturales que produjeron nuestro patrimonio monumental, en las lenguas originarias y lo que ellas comportan: la literatura de los pueblos, su ciencia, sus artes, sus técnicas, su conocimiento de la naturaleza, su medicina, su culinaria, etc. Esas manifestaciones llamadas o señaladas como “cultura viva” o “folklore”, están, desde la globalización, en un riesgo terrible. La propia UNESCO hace cruzadas para salvaguardar estas manifestaciones, sin embargo, siguen desapareciendo producto de las fuerzas económicas y homogenizantes que la globalización ha desplegado a escala planetaria.

Unas 2 mil 500 lenguas indígenas corren peligro de extinción inmediata, mientras la diversidad de cultivos comunes, como los de espárragos o zanahorias, han disminuido en 90 por ciento en un siglo, alertan investigaciones divulgadas por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, PNUMA.

De las casi siete mil lenguas que existen en el planeta, entre 4 mil y 5 mil están clasificadas como indígenas y todas corren peligro, según estudios de Darrell Addison Posey, profesor de la Universidad de Oxford y galardonado por las Naciones Unidas con el premio ambiental "Global 500". El mayor número de idiomas se habla en Papua Nueva Guinea, donde se distinguen 847 lenguas diferentes. Le siguen Indonesia con 655, Nigeria con 376, India con 309, Australia con 261, México con 230, Camerún con 201, Brasil con 185 y Zaire con 158.

Las lenguas más amenazadas son aquellas con menos de mil hablantes. Más de mil idiomas son hablados por entre 101 y mil personas. Otros 553 son hablados por apenas 100 personas o menos. Según el estudio, 234 lenguas ya murieron. Y algunos investigadores calculan que en los próximos 100 años 90 por ciento de los idiomas del mundo se habrán extinguido o estarán por extinguirse. La pérdida de una lengua y de su contexto cultural representa la quema de un libro de consulta único del mundo natural, dice el PNUMA.

Como vemos, el Perú ya no figura dentro de los países como megadiversidad cultural. La diversidad que alberga nuestro país no sólo es biológica, sino también cultural, complementándose ambas en una estrecha relación. Cuando se afecta una de ellas, irremediablemente se afecta la otra, provocando cambios e impactos irremediables. Y las lenguas en el Perú están despareciendo rápidamente, sobre todo las de los pueblos más alejados del Perú y menos integrados al país.

La tendencia a la uniformización cultural en que vivimos, esta provocando que nuestras lenguas originarias desaparezcan. Según el estudio del lingüista Andrés Chirinos, publicado en el Atlas Lingüístico del Perú (2001), en nuestro país se hablan 31 lenguas amazónicas y 2 andinas, todas ellas en peligro de extinción, en distinto grado y nivel. Pero con las mismas consecuencias, es decir, la desaparición de muchas formas culturales construidas a través de siglos, la muerte de una visión del mundo, la muerte de diversas formas de sentir, de ser, de crear, de amar, de alimentarse y curarse, en fin, diversas formas de concebir la vida. Desaparecen también su filosofía, los valores, el código ético y el modo de pensamiento transmitido por las tradiciones orales.

Las lenguas y las diversas manifestaciones culturales constituyen los fundamentos de la vida comunitaria. Un enorme conjunto de conocimientos, técnicas, artes, saberes de todo tipo se conservan a través de la lengua. La fugacidad del Patrimonio Inmaterial lo hace vulnerable, por eso, ante la desaparición de la lengua, sobreviene irremediablemente la muerte histórica, la desaparición de nuestras huellas del pasado, es decir, la verdadera muerte.

La Logósfera de nuestro país, es decir, todas aquellas manifestaciones culturales, cargas históricas y sociales que se comunican a través de una lengua y, que constituyen la base de aquel “patrimonio del espíritu”, corren un gran peligro. Pues al marchar muchas de ellas, en la más absoluta orfandad jurídica y desprotección legal, las hace víctimas de apropiaciones sucumbiendo frente a la tendencia uniformizante que viene provocando su acelerada desaparición.

Las técnicas para la construcción de aquellos enormes portentos de piedra y barro, del cual nos enorgullecemos los peruanos, armonizados con el entorno natural, ya se han perdido. Pero aún quedan muchos saberes ancestrales que se pueden perder. ¿Cómo protegerlos? Pues ampliando los derechos sociales, económicos, culturales y políticos a los pueblos que, efectivamente, nunca los han tenido, aún viviendo en territorio peruano. Y por otro lado, transformar esta “cultura viva” en Patrimonio Inmaterial. Lo cual supone poner en práctica una serie de reformas estructurales, jurídicas, legislativas y políticas que tengan como objetivos: la implementación de un sistema nacional de identificación, registro, análisis, sistematización, puesta en valor y protección de aquel patrimonio que más cercano está a formar aquella Identidad que tanto pedimos: El Patrimonio Cultural Inmaterial.

Existe un “sistema mundo” (Wallerstein), un mundo administrado por la “sociedad en red” (Castells), regido por el sistema internacional de patentes (Frank), en donde la gestión del conocimiento y la información, son la clave del poder y el desarrollo. Lamentablemente, nuestro país, no lo esta calculando. Las patentes sobre los genomas animales, por ejemplo, como las alpacas criadas y domesticadas por el hombre andino durante siglos, ahora son “propiedad” de empresas anglosajonas que manejan la biotecnología sin que exista en nuestro país, la más mínima legalidad que logre discernir, con justicia, entre derechos colectivos y derechos de autor. Los derechos de autor pasan por encima del derecho de las comunidades y pueblos indígenas del Perú. [3]

Al respecto el Perú, marcha a la deriva, pues no existe un sistema nacional –y mucho menos, que sea homogéneo- de identificación, registro, análisis, medición, puesta en valor y protección del Patrimonio Cultural Inmaterial. A penas, si algunas direcciones del INC cubren algunas manifestaciones de la llamada “cultura viva”, pero no son un eje de la política cultural del país. Pues implementan programas que sólo cubren algunas manifestaciones culturales, las más “turísticas” y atractivas; dejando a la deriva las demás. [4]

Pero diferenciemos, una posible oficina de “cultura viva” que registre, tome fotos, desarrolle videos y analice las manifestaciones culturales (¿folklóricas?) de una comunidad, en un complejo escenario mundial como el que describimos, es totalmente obsoleta. Un país como el Perú, necesita un Ministerio de Cultura y un “Instituto”, que convierta la llamada “cultura viva”, en Patrimonio Cultural Inmaterial (PCI). Eso supone, que dicha entidad tiene claro el tema de identificación, registro, puesta en valor, protección o salvaguardia del PCI, supone que protege el PCI del Perú del sistema internacional de patentes, supone que el Perú posee una legislación preparada para ese problema. Supone que esta política, está articulada a un sistema nacional de protección del conocimiento (moderno y ancestral de los peruanos), que esta articulado al desarrollo tecnológico del país, en donde el inicio de esta cadena son las universidades, y el final sería este Ministerio de Cultura, pasando por las asociaciones de los propios productores de dicho conocimiento.

El patrimonio monumental, existe hoy, gracias a los portadores del patrimonio inmaterial. No pueden ir por separado, por más que la lógica mercantil del turismo lo haya impuesto así. En un país como el nuestro, en donde la diversidad étnica no se ha traducido en inclusión y respeto de los derechos humanos, en donde hemos tenido una guerra fraticida de más de 20 años, es imprescindible fortalecer las identidades locales y regionales, así como fortalecer una identidad peruana inclusiva y para todos.

Con ambos bienes patrimoniales separados e inermes, es muy difícil lograr ese sueño.
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[1] Se pueden ver las publicaciones de la Oficina de Coordinación Universitaria del Ministerio de Educación sobre todo las realizadas durante la gestión del MG. Zenón Depáz.

[2] No existe un registro nacional de frecuencia de visitas turísticas a los restos arqueológicos, no se puede planificar nada, ni analizar nada sin eso. Pero ¿Cuántos cusqueños conocen Macchu Picchu?

[3] Véase la investigación realizada por la Fundación Heinrich Böll, “¿Un Mundo Patentado? La Privatización de la Vida y del Conocimiento” Córdoba 2005.

[4] Ver el diagnostico de Santiago Alfaro para CRESPIAL http://www.crespial.org/peru.htm


Salvo la Ilusión
Todo es Poder
Spiderman

miércoles, 29 de agosto de 2007

FUERZA VENGADORA DEL AMOR

FUERZA VENGADORA DEL AMOR
CRUZADA CONTRA LA TRISTEZA Y LA SOLEDAD

Esta convocatoria es para todas y todos aquellos que tengan el poder de prodigar cariño en las formas más diversas, para aquellos y aquellas que sepan que el amor es una fuerza que puede oponerse al ataque que estamos sufriendo los seres humanos por parte de la imposición de la tristeza y la soledad. Imposición que viene determinada siempre por factores exógenos a nuestra interioridad, ataques que vienen desde fuera del corazón humano. A ese tipo de tristeza debemos combatirla juntos, no aceptando en principio la normalización de la soledad y mucho menos aceptando la tristeza como un prerrequisito para estar bien. Solos y solas, somos más vulnerables al desarrollo de la tristeza en nuestras vidas, no permitamos que se instale en la vida y que se normalice. Una cosa es estar solo o sola porque uno lo elige, otra muy diferente, es cuando te imponen el desarraigo venga de donde venga, en un contexto así la tristeza nos invade.

La rabia y la alegría son sentimientos forjadores, activos, que impelen al ser humano hacia a vida, la soledad y la tristeza inmovilizan, corroen lo vital y lo normalizan. La tristeza como cualquier sentimiento es un proceso normal de la vida, pero en una sociedad como la nuestra, la tristeza es una orden, la cultura nuestra se construye alrededor de la tristeza, existe una cultura de la tristeza y para la tristeza. Este orden de cosas toma las tristezas comunes y silvestres para reconducirlas hacia una circularidad y no salir de ella, no quiere que el proceso normal de tener que estar triste termine jamás, se empeña en mantener esa fuerza destructiva porque sabe que así los individuos no tienen fuerza para liberarse de la dominación. No hay imaginación libertaria, no se puede soñar con un mundo mejor cuando estamos arrojados en un gran charco de tristeza y no nos dejan salir de ella.

En un tiempo como el nuestro en donde las personas –incluso las más nobles- reproducen las miserias del sistema, se alteran los sentimientos y las relaciones humanas se empobrecen, se dañan. Así, la tristeza se apodera de los corazones humanos y los corrompe, vuelve objetos a las personas cosificándolas y generando actitudes egoístas. Este sistema ha convertido a la tristeza en un mecanismo de quiebre emocional para empujar a los individuos al desasosiego y a la soledad, allí, inermes, les impone el consumo, la falsa alegría de la frivolidad, la evasión y la fragmentación esquizoide de la conciencia. Se cree salir de la tristeza pero en realidad, lo que ocurre es que se normaliza se vuelve inconsciente, esperando otro momento de quiebre para finalmente empujar al individuo al suicidio.

Proponemos frente a esto una gran red de solidaridades, primero que nada, contra la soledad, vencer este nivel primario de la soledad impuesta destruyendo el terreno en donde se va instalar la tristeza. Vencer la soledad y acompañarnos, hacernos compañeros frente a esta fuerza destructiva, porque existen fuerzas sociales destructivas y otras más bien afirmativas y constructivas. Nadie quiere observar que la tristeza es también una manifestación de la injusticia de la dominación, consideran que esto es una banalidad cursi, hasta que después, cuando se encuentran tristes y muy solos, no saben explicar porqué razón es que se sienten tan mal y caen, sucumben frente a la tristeza.

Por eso, establezcamos que la unión siempre ha hecho la fuerza, es decir, lo social es una fuerza. Constituyamos una fuerza social que luche contra la tristeza, que se le oponga y presente alternativas. Allí donde se manifiesta sea por la razón que sea, sea a la persona que sea. Acudir al amparo de los tristes y solitarios, prestadle vuestro abrigo, dadle vuestro abrazo.
A los artistas, sobre todo a aquellos que consideran que el arte es una forma más del amor (otra fuerza social) a ellos: no flaqueen, sigan produciendo, cuando más pobre es el arte de una sociedad aumentan los suicidios. Los seres humanos poseemos también necesidades estéticas, que no son puro hedonismo, son tan necesarias y legítimas como el pan, las necesitamos para justamente soportar un orden de cosas injusto. Si los artistas flaquean, si los artistas no se enganchan con las necesidades espirituales de una sociedad, de un pueblo, aumentan los suicidios, se profundizan los abandonos. Nadie toma en cuenta la relación entre medios de comunicación y la enorme profusión de ciertas costumbres que escamotean esta situación, que la encubren. ¿No les parece ya bastante triste esta situación de postergación y hambruna de nuestro país? Y sin embargo se actúa como si no pasara nada, el arte que se produce y se difunde en la industria transnacional de la cultura es un arte de evasión de escamoteo. No visibiliza esta situación dejándola oscura, en esa oscuridad la soledad hace su reino, la tristeza compone un imperio.

Juntémonos, pensemos esto juntos, convirtamos la alegría en una arma, construyamos la alegría, cultivémosla, celebremos concientes y mirando la vida, no cerrando los ojos en la frivolidad y la evasión. El amor, también es una fuerza enorme que nadie toma en cuenta, sin embargo influye mucho en la vida, es una fuerza social que nadie quiere, invisible al ojo de las CC.SS. es un tema "poco serio" para la ciencia, hasta la mirada psicológica lo evade, es –se supone- el ámbito del arte y nada más, es material para la poesía. Sin embargo, objetivamente nos pone capaces de hacer grandes empresas y también sufrimos sus efectos ¿Cómo no tomarlo en cuenta entonces como una fuerza social?

El amor esta corrompido, instrumentalizado, porque todas las relaciones sociales lo están al surgir de una sociedad que está ordenada sistemáticamente para el sufrimiento. Pero se puede luchar, se pueden inaugurar nuevas formas de sentir, nuevas formas de amar, de ver el cuerpo, de ver al otro, de ver la vida, nuevas formas de relación libres y autónomas. Las cuotas innecesarias de sufrimiento deben ser extirpadas. Clarificando esto, estableciendo una red de lucha contra estas fuerzas, podemos ir poco a poco habitando un nuevo mundo. Liberemos el amor, liberémoslo de las garras de la tristeza y la soledad.
Otro mundo es posible, si otras formas de sentir y ser son posibles.

SPIDERMAN
(Jorge Millones –militante Saphichay)

martes, 7 de agosto de 2007

CADA CAMARADA QUE SE VA, NOS DEJA EL RETO DE COMPLETAR EL SUEÑO




Queridos Compas

Anoche, 5 de agosto, nos dejo nuestro amigo y compañero Sergio Benites, militante de Saphichay. Los que lo conocimos y compartimos con él la vida, y las ansias de hacerla mas justa y mejor para todos, tenemos una honda pena y un gran vacio...nos queda su imagen, su ejemplo, su lucha, su recuerdo...

COMPAÑERO SERGIO BENITES, PRESENTE!!!

"Amigos
aunque os supliquen,
jamás perdáis la fe;
aunque mañana vengan días más sucios,
jamás perdáis la fe;
aunque mañana yo mismo os lo pida de rodillas,
no me creáis
amad la vida
¡guardad el rocío
para que las flores
no padezcan las noches canallas que vendrán
Sed felices para que yo no muera"
Manuel Scorza


"Unete a la batalla en la que ningun hombre fracasa porque aunque desaparezca o muera sus actos siempre prevalecerán". W. Morris

Caminata a las Lomas - FCS2006


Compañero Sergio, tu querida presencia


Un abrazo en Do mayor
Un vaso lleno de risas
La complicidad de la luna
La rebeldía y el sueño
El hombro necesario
La mano abierta y urgente
La palabra certera
La canción mañanera
La garganta estallando
El sueño libertario
La trova que nos une
La trova que te llevas
Los días en la tierra
La tierra de tus días
Las noches en la vida
La vida que te llevas
La vida que nos dejas
¡ LA VIDA QUE NOS DEJAS !

J. Millones

domingo, 5 de agosto de 2007

FCS2006: gatos radikales en accion






RECOGIENDO Y LLEVANDO UNA FLOR


RECOGIENDO Y LLEVANDO UNA FLOR
FORO DE LA CULTURA SOLIDARIA

En esta Tercera edición del Foro de la Cultura Solidaria (2006) las y los trabajadores del arte, las organizaciones sociales y políticas que lo hacen posible, queremos alzar nuestras voces diciendo:

Nos reconocemos en tanto trabajadores y trabajadoras del arte, parte de las luchas por los derechos de todos los demás trabajadores, de sus anhelos de justicia y dignidad para todos y todas sin excepción.

Reivindicamos el derecho a la alegría como una forma de la política, el derecho a ser un pueblo que sonríe y que lucha a la vez, que construye en base a la solidaridad, sin esperar nada a cambio.

Afirmamos que el camino recorrido, nos ha enseñado, que sí se puede crear otra institucionalidad, otras formas de convivir valorando la diversidad en cada una de nuestras identidades, otros espacios para la difusión del arte, espacios democráticos en donde todas las manifestaciones culturales son importantes y necesarias.

En estos tres años de reconocernos, de desarrollar vínculos de confianza; en estos tres años de creer que el arte es una actividad transformadora y un derecho inalienable de los pueblos, hemos aprendido a volar juntos como una bandada de pájaros, en donde nadie nos obliga a estar juntos, sólo las ganas de volar libres.

Reiteramos nuestro compromiso con la promoción de una vida digna y la defensa del medio ambiente, porque tenemos un compromiso ético con el futuro y lucharemos para dejar un mundo mejor a todos los seres vivos que habitan este planeta y por los seres que están por venir.

Hacemos nuestra la lucha y resistencia de todas las mujeres. Porque este mundo sea cada vez más equitativo y porque reconocemos en su ejemplo de trabajo y lucha, un referente y una inspiración, recogiendo el legado de nuestra María Elena Moyano, porque en ella, se expresan las luchas y todas las mujeres peruanas, porque con su ejemplo y sacrificio, se convirtió en la memoria del pueblo, en la flor más bella que alguna vez dio a luz un arenal

Reconocemos y valoramos la lucha de las compañeras lesbianas, travestis, gays y bisexuales, quienes con su visibilidad y resistencia radical nos enseñan que otro mundo sólo es posible sin discriminación y exclusión.

Nuestra apuesta es por la transformación de esta sociedad injusta, excluyente y desigual, desde nuestras prácticas artísticas y liberadoras, desde las prácticas de nuestras organizaciones, desde la defensa de los derechos humanos y culturales de los pueblos.

Creemos firmemente en una sociedad en donde todos y todas podamos decidir sobre nuestros cuerpos y nuestros destinos, porque para nosotros y nosotras la palabra democracia es mucho más que ir a votar.

Nos hemos juntado, hemos vencido a la soledad. Te invitamos a compartir con nosotros tus sueños y esperanzas. Te invitamos a creer en el futuro. Aquí estamos, recogiendo y llevando hacia todos y todas una flor. La flor de la Solidaridad, la flor que contigo, será pronto un gran jardín.

Desde Villa El salvador para el Perú y el mundo, recordamos y tomamos la posta de nuestros líderes y lideresas populares, las luchas históricas de nuestros pueblos, porque todo ello está presente aquí y ahora con nosotros y nosotras.

Otro mundo ya existe, lo estuvimos haciendo, lo estamos haciendo y lo seguiremos contrayendo.
Resuena cada vez más fuerte la voz de los y las que no han tenido voz
Esta es la voz del FORO DE LA CULTURA SOLIDARIA
Desde Villa El Salvador para el Perú y el mundo

Por el pan, la belleza y el placer
Por la alegre rebeldía
Para todas y todos todo!!!

FCS
www.forodelaculturasolidaria.org

RED DE RESISTENCIA ALTERNATIVA

RED DE RESISTENCIA ALTERNATIVA (documentos de archivo para debate)

1. Resistir es crear.
Contrariamente a la posición defensiva en la cual se encuentran a menudo los movimientos y grupos contestatarios o alternativos, nosotros pensamos que la verdadera resistencia pasa por la creación, aquí y ahora, de los lazos y las formas alternativas iniciadoras de movimientos, grupos y personas que, a través de una militancia por la vida, superan al capitalismo y a la reacción. Nosotros creemos que, a nivel internacional, asistimos hoy al comienzo de una contraofensiva, después de un largo tiempo de dudas, marchas atrás y destrucción de las fuerzas alternativas. Este retroceso ha sido aprovechado ampliamente por las fuerzas del neoliberalismo y el capitalismo para destruir una buena parte de lo que cientocincuenta años de luchas revolucionarias habían construido. Así, resistir es crear las nuevas formas, las nuevas hipótesis teóricas y prácticas que estén a la altura del desafío actual.

2. Resistir a la tristeza
Vivimos una época profundamente marcada por la tristeza. No sólo la tristeza de los llantos sino, y sobre todo, la tristeza de la impotencia. Los hombres y las mujeres de nuestro tiempo viven en la certeza de que la complejidad de la vida es tal que lo único que podemos hacer, so pena de aumentarla, es someternos a la disciplina del economicismo, el interés y el egoísmo. La tristeza social e individual nos corroe y nos convence de que no tenemos más los medios de vivir una verdadera vida y así nos sometemos al orden y a la disciplina de la sobrevida. El tirano necesita la tristeza porque así, cada uno de nosotros se aísla en su pequeño mundo, virtual e inquietante, pero a la vez los hombres tristes necesitan del tirano para justificar su tristeza. Nosotros creemos que el primer paso contra la tristeza (la forma en que existe en nuestras vidas el capitalismo) es la creación de lazos solidarios y concretos. Romper el asilamiento, crear solidaridades es el principio de un compromiso, de una militancia que no funciona más "contra" sino "por" la vida, la alegría, a través de la liberación de la potencia.

3. Resistencia es multiplicidad
La lucha contra el capitalismo, que no puede reducirse a la lucha contra el neoliberalismo, implica prácticas de multiplicidad. El capitalismo ha inventado un mundo único y unidimensional, pero ese mundo no existe "en sí". Para existir exige nuestra sumisión y nuestro acuerdo. Ese mundo unificado, que es un mundo devenido mercancía, se opone a la multiplicidad de la vida, se opone a las infinitas dimensiones del deseo, de la imaginación y de la creación. Se opone, fundamentalmente, a la justicia. Es por eso que nosotros creemos que toda lucha que se pretenda global o totalizante contra el capitalismo queda atrapada en la estructura misma del capitalismo, es decir, la globalidad. La resistencia debe partir y desarrollar las multiplicidades mediante la creación de lazos de solidaridad y ayuda, pero en ningún caso una dirección o estructura que globalice, que centralice estas luchas.

4. Resistir es un centro difuso
Una red de resistencia que respete la multiplicidad es un círculo que posee, poética y paradojalmente, su centro en todas partes.

5. Resistir es no desear el poder
Ciento cincuenta años de revoluciones nos enseñaron que, contrariamente a la visión clásica, el lugar del poder, los centros de poder, son a la vez centros de mínima potencia o bien de impotencia. El poder se ocupa -por así decirlo- de la gestión, y no tiene, en sí mismo, la posibilidad de modificar desde arriba la estructura social si la potencia de los lazos reales en la base no se lo permiten. La potencia se encuentra así tendencialmente separada del poder constituido. Es por ello que nosotros pensamos que lo que sucede "arriba" es del orden de la gestión y la política, en el sentido noble, es lo que sucede "abajo", en el ámbito del poder constituyente. Es por ello que la resistencia alternativa será potente en la medida en que abandone la trampa de la espera, es decir, el dispositivo político clásico que posterga, invariablemente a un "mañana", a un después, el momento de la liberación. Los "amos liberadores" nos piden la obediencia hoy en nombre de una liberación que veremos mañana, pero mañana es siempre mañana. Es por esto que nosotros proponemos a los amos liberadores (comisarios políticos, dirigentes burocratizados y otros militantes tristes) la liberación aquí y ahora y la obediencia, mañana.

6. Resistir a la serialidad
El poder mantiene y desarrolla la tristeza apoyado en la ideología de la inseguridad. El capitalismo no puede existir sin serializar, sin dividir, sin separar. Y la separación triunfa cuando, poco a poco, la gente, los pueblos, las naciones viven obsesionados por la inseguridad. Nada es más fácil a disciplinar que un pueblo de ovejas convencido de que son, todos y cada uno, un lobo para otro. La inseguridad y la violencia son reales, pero solamente en la medida en que lo aceptemos; es decir, que aceptemos esta ilusión ideológica que nos hace creer que somos, cada uno de nosotros, un individuo aislado del resto. Vive el hombre triste como si hubiera sido arrojado a un decorado; los otros son figurantes. La naturaleza, el mundo y los animales son "utilizables", y cada uno de nosotros, el protagonista central y único de nuestras vidas. El individuo no es ya una persona, el individuo es una ficción, una etiqueta; la persona, en cambio, es cada uno de nosotros pero a condición de abrir los ojos a la realidad de nuestra pertenencia a este todo sustancial que es el mundo. Se trata de rechazar las etiquetas de: profesión, nacionalidad, estado civil, desocupados, empleados, discapacitados, etc., detrás de las cuales el poder intenta uniformar y aplastar la multiplicidad que cada uno de nosotros es. Pero nosotros somos multiplicidades mezcladas con multiplicidades. Es por eso que el lazo social no es algo que haya que construir sino, más bien, asumir. Los individuos, las etiquetas, viven y refuerzan el mundo virtual. Reciben noticias de sus propias vidas a través de la pantalla de la televisión. La resistencia alternativa implica dar un lugar al real de los hombres, las mujeres, la naturaleza. Los individuos se encuentran como tristes sedentarios atrapados en sus etiquetas y roles. Es por ello que la alternativa implica asumir un nomadismo libertario.

7. Resistir sin amos
La creación de una vida diferente pasa, fundamentalmente, por la creación de alternativas, de modos de vida, de modos de desear. Si nosotros deseamos lo que posee el amo, si nosotros deseamos de la misma manera que el amo, estaremos condenados a repetir las famosas revoluciones pero, esta vez, en el sentido que en la física tiene la palabra "revolución", es decir, una vuelta completa a un mismo punto. Se trata así de inventar y de crear en lo concreto nuevas prácticas e imágenes de felicidad. Si nosotros pensamos que solamente se puede ser feliz a la manera individualista del amo y pedimos una revolución que nos de satisfacción estaremos condenados eternamente a cambiar de amos. Hay que crear un comunismo no de la necesidad sino del goce que da la solidaridad. No se debe compartir a la manera triste, es decir, porque estemos obligados. Hay que descubrir el goce de una vida más plena, más libre. En la sociedad de la separación, de la atomización, es decir, en la sociedad capitalista, los hombres y las mujeres no encuentran lo que desean, deben contentarse con desear lo que encuentran. La separación es separación así de los unos con los otros, de cada uno de nosotros con el mundo, del trabajador con su producto, pero a la vez de cada uno de nosotros, separados, exiliados de nosotros mismos. Es la estructura de la tristeza.

8. Una política de la libertad
En efecto, la política, en su sentido profundo, se conecta con las prácticas emancipatorias, con las ideas y las imágenes de felicidad que derivan de ellas. La política es la fidelidad con una búsqueda activa de la libertad. En contra de esta idea de la política se alza la política como gestión de la situación tal como aparece dada.
La gestión es un momento, es una tarea, es un aspecto. Pero este elemento se pretende el todo. Se reclama el todo de la política. Demanda toda la atención y jerarquiza las prioridades, limitando, frenando e institucionalizando las energías vitales que la rebasan. La gestión es representación, y la representación, como tal, es solo parte del movimiento real. Este -movimiento real- no necesita de la representación para vivir, y ésta -presentación-, en cambio, tiende a acotar la potencia de la presentación.

La política revolucionaria es aquella que persigue en todo momento la libertad pero no en tanto asociada esencialmente a hombres o instituciones, sino como un devenir permanente que no acepta atarse, fundirse, encarnarse ni institucionalizarse. La búsqueda de la libertad se vincula con la constitución del movimiento real, de la crítica práctica, del cuestionamiento permanente y del desarrollo ilimitado de la vida.
En este sentido la política revolucionario no es lo contrario de la gestión. En todo caso a lo que se opone la política es a la separación y la reificación de la gestión. Esta, como parte del todo, es parte de la política. La gestión como queriendo ser el todo de la política, en cambio, es precisamente el mecanismo de la virtualización que nos sumerge en la impotencia.
La política como tal no es sino la armonía de la multiplicidad de la vida en conflicto permanente contra sus propios límites. La libertad es el despliegue de sus capacidades y potencias, la gestión es solo un momento limitado y circunscrito en que este despliegue se representa.

9. Resistencia y contracultura
Resistir es crear y desarrollar contrapoder y contracultura. La creación artística no es un lujo del hombre, es una necesidad vital de la cual las inmensas mayorías se encuentran privadas. En la sociedad de la tristeza, el arte fue separado de la vida, más aún, el arte está cada vez más separado del arte mismo, porque está poseído, gangrenado por los valores mercantes. Es por ello que los artistas entienden, quizás mejor que muchos, que resistir es crear. A ellos también nos dirigimos, para que la creación supere la tristeza, es decir, la separación, para que la creación pueda liberarse de la trampa del dinero y recupere su lugar en el seno de la vida.

10. Resistir a la separación
Resistir es, a la vez, superar la separación capitalista entre teoría y práctica, entre el ingeniero y el obrero, entre la cabeza y el cuerpo. Una teoría que se separa de las prácticas se transforma en una idea estéril. Es así como, en nuestras universidades, existen miríadas de ideas estériles, pero a la vez las prácticas que se separan de la teoría se condenan a desaparecer por fatiga en una suerte de autoreabsorción. Resistir, entonces, es crear los lazos entre las hipótesis teóricas y las hipótesis prácticas, que todo aquel que sepa hacer algo sepa también transmitirlo a aquellos que desean liberarse. Creamos así las relaciones, los lazos que potencian teorías y prácticas de emancipación, de espaldas a los cantos de sirena que nos proponen "ocuparnos de nuestras vidas" y, de esa manera, respondemos que nuestras vidas, porque no son más sobrevidas, se extienden más allá de los límites de nuestra piel.

11. Resistir a la normalización
Resistir significa, a la vez, deconstruir el discurso falsamente democrático que pretende ocuparse de los sectores y la gente excluida. En nuestras sociedades, no existen los "excluidos"; en nuestras sociedades, estamos todos incluidos de maneras diferentes, de maneras más o menos indignas y terribles, pero incluidos. La exclusión no es un accidente, no es un exceso. Lo que ellos llaman exclusión e inseguridad es lo que nosotros debemos ver como la esencia misma de esta sociedad que ama la muerte. Es por esto que luchar contra las etiquetas implica nuestro deseo de contactarnos con las luchas de los denominados "anormales" o discapacitados. Nosotros decimos que no hay hombre o mujer anormal, no hay hombre o mujer discapacitados. Existen personas y modos de ser diferentes. Las etiquetas actúan como minicampos de concentración donde cada uno de nosotros está definido por un nivel dado de impotencia. Lo que nos interesa es la potencia, la libertad. Un discapacitado existe solamente en una sociedad que acepta la división entre fuertes y débiles. Si nosotros rechazamos esto, que es la barbarie, no podemos guardar el encasillamiento, la selección del capitalismo. Es por ello que la alternativa implica un mundo donde cada uno de nosotros asume su fragilidad y donde cada uno de nosotros desarrolla lo que puede, con los otros y por la vida. Conocemos, por ejemplo, la increíble riqueza de la cultura sorda, creada una vez que hombres y mujeres de coraje han sabido hacer estallar la prisión de la taxonomía médica, de la misma manera la lucha contra la psiquiatrización de la sociedad, y tantas otras luchas que, lejos de ser pequeñas luchas por un poco más de espacio, son verdaderas creaciones que enriquecen la vida. Por eso, invitamos también a resistir con nosotros a los grupos de lucha contra la normalización disciplina médico-social.

Otro tanto sucede con las formas de disciplinamiento propia de los sistemas educativos. La normalización opera aquí como una amenaza permanente de fracaso o desempleo. Existen en cambio experiencias paralelas, alternativa y diversas respecto de la escolarización en las que los problemas ligados a la educación se despliegan en una lógica diferente.
Discapacitados, desocupados, jubilados, culturas marginadas, homosexuales, son todas formas de clasificación sociológica que operan separando y aislando a partir de la impotencia, de lo que no pueden hacer, tornando unilateral y pobre, lo múltiple, lo rico, lo que puede ser visto como pleno de potencia.

12. Resistir al repliegue
Resistir es, también, rechazar la tentación de un repliegue de identidad que separe nacionales de extranjeros. La inmigración, los flujos migratorios no son un problema, son una profunda realidad de la humanidad, desde siempre y para siempre. No se trata de ser filantrópicamente bueno para con los extranjeros, se trata de desear la riqueza que el mestizaje produce. Resistir es crear lazos entre los "sin", sin techo, sin trabajo, sin papeles, los sin dignidad, los sin tierra, todos los sin que no poseen el "buen color de piel", la buena práctica sexual, etc. Una unión de sin, una fraternidad de los sin, no para ser "con" sino para construir sociedades donde no existan más los sin y los con.

13. Resistir a la ignorancia
Nuestras sociedades que se pretenden culturas científicas son, en realidad, desde un punto de vista histórico y antropológico, el modo de sociedad que ha producido el máximo grado de ignorancia que la epopeya humana haya conocido. Si en toda cultura los hombres poseían técnicas, nuestra sociedad es la primera propiamente poseída por la técnica. Noventa por ciento de nuestros contemporáneos son incapaces de saber lo que pasa entre el momento en que ellos aprietan los botones y el momento en que el efecto deseado se produce. El noventa por ciento de nuestros contemporáneos ignoran la casi totalidad de los resortes y mecanismos del mundo en el cual viven. Así, nuestra cultura produce hombres y mujeres ignorantes que, al sentirse exiliados de su medio, pueden destruirlo sin más. La violencia de este exilio es tal que, por primera vez, la humanidad se encuentra frente a la real y concreta -quizás inevitable- posibilidad de su destrucción. Nos dicen que dada la complejidad de la técnica los hombres deben aceptarla sin comprenderla, pero el desastre ecológico muestra que aquellos que creen comprender la técnica están lejos de manejarla. Es urgente crear colectivos, núcleos, foros de socialización del saber para que los hombres puedan nuevamente hacer pie en el mundo real. Hoy en día, la técnica de la genética nos pone al borde de una selección entre los seres humanos de acuerdo a criterios de productividad y beneficio. El eugenismo, en nombre del bien, inhumaniza la humanidad. Nos dicen, desde las pantallas que ordenan nuestras vidas, que ya podemos proceder a la clonación de un ser humano, y nuestra triste humanidad desorientada ignora qué es un ser humano. Estas son cuestiones profundamente políticas que no deben quedar en manos de los técnicos. La res pública no debe devenir en res técnica.

14. Resistencia permanente
Resistir es afirmar que, contrariamente a lo que pudimos creer, la libertad no será nunca un puerto de llegada. Paradojalmente, la esperanza nos hunde en la tristeza. La libertad y la justicia existen solamente aquí y ahora, en y por las vías que la construyen. No hay amo bueno ni utopía realizada. La utopía es el nombre político de la esencia misma de la vida, es decir, el devenir permanente. Es por esto que el objetivo de la resistencia no será jamás el poder. El poder y los poderes están ellos condenados a no alejarse demasiado de lo que un pueblo desea. Es por ello que es siempre una actitud de esclavo creer que el poder decide el real de nuestras vidas. Es por ello que el hombre triste -decíamos- necesita al tirano. No es suficiente pedir a los hombres que ocupan el poder que dicten tal o cual ley, separadas de las prácticas de la base social. No podemos, por ejemplo, pedir a un gobierno que dicte leyes de solidaridad con los extranjeros si en la base social no construimos esta solidaridad. La ley y el poder, si son democráticos, deben reflejar el estado de la vida real de la sociedad. Es por esto que nuestro problema no es que el poder sea corrupto y arbitrario. Nuestro problema y nuestro desafío es la sociedad que este poder refleja, es decir, nuestra tarea, como hombres y mujeres libres, es que existan los lazos de solidaridad, de libertad y amistad que impidan realmente que el poder sea reaccionario. No hay más libertad que las prácticas de liberación.

15. La alternativa es lucha
No se puede realmente ser anticapitalista y aceptar, al mismo tiempo, las imágenes de felicidad y realización que el mismo sistema genera. Si se desea ser como el amo, tener lo que el amo tiene, se está en la posición del esclavo. El camino de la libertad es incompatible con el deseo del amo. Precisamente de la resistencia surgen otras imágenes de la felicidad y de la libertad, imágenes alternativas, ligadas a la creación y al comunismo.
Desear el poder del amo es lo opuesto a desear la libertad. Y la libertad es devenir libre, es lucha.
La composición de lazos aumenta la potencia, la separación capitalista la disminuye. La lucha por la libertad es ya lucha comunista por recuperar y aumentar la potencia. En cambio el capitalismo opera por abstracción, por serialización y reificación, descomponiendo lazos y sumergiéndonos en la impotencia. Por eso la lucha por la libertad y la democracia son devenir permanente que no encuentran encarnación definitiva. Por eso la lucha es siempre por encontrarse con la potencia, por componer lazos, por alimentar el deseo de la libertad en cada situación concreta.

16. Resistencia obrera
La resistencia y la creación de sociedades nuevas exige que pensemos a la vez la cuestión del llamado sujeto revolucionario, es decir, la clase obrera, personaje mesiánico dentro del historicismo moderno. Contrariamente a lo que pretenden los sociólogos posmodernos de la complejidad, la clase obrera no tiende a desaparecer. Simplemente, la función obrera se desplaza y se ordena geográficamente. Así, si en los países centrales numéricamente hay menos obreros, la producción se ha desplazado hacia los llamados países periféricos, donde la explotación brutal de hombres, mujeres y niños garantiza enormes beneficios a las empresas capitalistas.

Así, en los países centrales, mediante la evocación de la inseguridad y el miedo, se proponen a las clases populares alianzas nacionales para mejor explotar al tercer mundo. Nosotros decimos que la producción capitalista es una producción difusa, desigual y combinada. Es por ello que la lucha, la resistencia debe ser múltiple, pero a la vez solidaria. No existe liberación individual o sectorial. La libertad se conjuga solamente en términos universales, o dicho de otra manera, mi libertad no termina donde comienza la libertad de otro, sino que mi libertad no existe sino bajo la condición de la libertad del otro. Nosotros pensamos que si bien no existe un sujeto revolucionario, existen, de todas maneras, sujetos múltiples revolucionarios. Hoy en día, vemos florecer coordinadoras, colectivos y grupos de trabajadores que desbordan en sus reivindicaciones ampliamente las luchas sectoriales. Estas luchas deben en cada singularidad, en cada situación concreta, superar los encasillamientos del amo, es decir, rechazar la separación entre empleados y desocupados, entre nacionales y extranjeros. No porque el empleado, el nacional, hombre, blanco sea caritativo con el desempleado, el extranjero, la mujer, el discapacitado, el menor, sino porque toda lucha que acepte y reproduzca estas diferencias -hay que decirlo, claramente y de una buena vez por todas- es una lucha que, por más violenta que sea, respeta y refuerza el capitalismo.

Pero la función obrera también se desplaza en otro sentido. De la fábrica clásica como espacio físico privilegiado de constitución de valor a la fábrica social, en que el capital asume la tarea de coordinar y subsumir todas y cada una de las actividades sociales. El valor se difumina por toda la sociedad. Circula a través de las múltiples formas del trabajo. La acumulación capitalista se amplía al todo de la sociedad y, por tanto, puede ser saboteada en cualquier punto del circuito, mediante actos de insubordinación. El trabajo valoriza al mundo de formas múltiples mediante la combinación de un complejo de tareas puramente técnicas, profesionales, administrativas y creativas sean manuales o intelectuales. En la base de todo el proceso está la potencia de la cooperación como la fuerza productiva del valor.

17. Trabajo y el no trabajo
Parte de la construcción de las jerarquías y clasificaciones que se nos imponen parten de la confusión de la división técnicas del trabajo y la división social del trabajo. Es que bajo la noción de trabajo entendemos dos cosas diferentes. Por un lado una actividad constitutiva, antropológica u ontológica del hombre, el conjunto de las relaciones sociales que nos conforman, la perspectiva materialista de la sociedad y la historia. Pero por otro lado el trabajo es ese deber, alienante, esa esclavitud moderna bajo la que el capital nos separa en clases. Es aquello que nos hace sufrir cuando lo tenemos y cuando no lo tenemos. Abolir el trabajo en este último sentido es realizar las posibilidades de la idea comunista del trabajo, la del primer sentido.

Las jerarquías que se fundan en la unidimensionalización de la vida en la cuestión del trabajo alienado, en el empleo, son las que deben quedar disueltas en la apertura a la multiplicidad de saberes y prácticas de la vida.
El trabajo, desde el punto de vista ontológico, el conjunto de las actividades que efectivamente valorizan al mundo (técnicas, científicas, artísticas, políticas)son, a la vez, una fuente de democratización radical y un cuestionamiento definitivo y total del capitalismo.

18. Resistir es construir prácticas
Resistir no es, entonces, tener opiniones. En nuestro mundo, contrariamente a lo que se cree, no hay "pensamiento único"; hay cantidades de ideas diferentes. Lo que ocurre es que opiniones diferentes no implican prácticas realmente alternativas y por lo tanto esas opiniones son solo opiniones bajo el imperio del pensamiento único o sea, de la práctica única.Hay que parar con este mecanismo de la tristeza que hace que tengamos opiniones diferentes y prácticas únicas. Romper con el mundo del espectáculo significa no ser más espectadores de nuestra vida, espectadores del mundo. Atacar al mundo virtual, este mundo que necesita para disciplinarnos, para serializarnos, que estemos todos y cada uno a la misma hora frente al televisor para informarnos, no es, entonces, decir cómo debe ser el mundo, la economía, la educación de manera abstracta. Resistir es construir millones de prácticas, de núcleos de resistencia que no se dejen atrapar por lo que el mundo virtual llama "seriedad". Ser realmente serio no es pensar la globalidad y constatar nuestra impotencia. Ser serios implica construir, aquí y ahora, las redes y lazos de resistencia que liberen la vida de este mundo de muerte. La tristeza es profundamente reaccionaria. Ella es comprensible pero no deja de ser reaccionaria. La tristeza nos hace impotentes. La liberación, finalmente, es también liberación de los comisarios políticos, en síntesis, de todos estos agrios y tristes amos liberadores. Es por esto que resistir es también esta invitación a crear las redes que nos saquen del aislamiento. El poder nos quiere aislados y tristes, sepamos ser alegres y solidarios.

Es en este sentido que nosotros no reconocemos la militancia como una elección individual. Todos tenemos un determinado grado de compromiso. No existen los no militantes o los independientes. Todos estamos ligados. La cuestión es saber por un lado qué grado de compromiso se tiene y, por otro, saber en que lado de la lucha está uno comprometido.

19. Conectarse es potenciarse
Resulta imprescindible reflexionar sobre nuestras prácticas. Pensarlas, volverlas visibles, inteligibles, comprensibles. Poder conceptualizar lo que hacemos es parte de la legitimidad de nuestras construcciones y, además, de la socialización de saberes entre quienes pensamos haciendo y hacemos pensando. Ser nosotros mismos lectores, pensadores y teóricos de nuestras prácticas para evitar que nos empobrezcan con lecturas normalizadoras. Ser capaces de apreciar el valor de nuestro trabajo.


20. Resistir es crear lazos.
Este manifiesto es una invitación no a adherir a un programa o menos aún a una organización. Invitamos simplemente a los hombres y las mujeres, a los grupos y colectivos que se sientan reflejados en estas preocupaciones a tomar contacto con nosotros, a contarnos vuestras experiencias e inquietudes para comenzar aquí y ahora a destruir el aislamiento.
Nosotros pedimos a quienes en los distintos países llegue por diferentes medios este manifiesto fotocopiarlo o difundirlo por los medios que disponga.
De nuestra parte, sin privarnos ni rechazar métodos como internet, pensamos que sería mejor que este manifiesto pueda circular de manera mas concreta de mano en mano.
Todos aquellos que solos o juntos quieran producir comentarios, propuestas o relatos que nos los hagan llegar. Nosotros nos comprometemos a hacerlo circular por la RED DE RESISTENCIA ALTERNATIVA.
Al no proponernos construir un centro o dirección ponemos a disposición de los compañeros y amigos el conjunto de los contactos de la R.R.A. para que éstos, proyectos y diálogos no se hagan de forma concéntrica.

21. Colectivo de colectivos
Muchos de nuestros colectivos y grupos poseen revistas o publicaciones. En ellas se encuentran a menudo experiencias y saberes que pueden ser provechosos para los otros grupos. La RRA se propone acumular y poner a disposición de los otros grupos estos saberes libertarios que puedan ayudar y potenciar la lucha de los compañeros.
Cientos de luchas se agotan por aislamiento o por falta de apoyo. Cientos de luchas se ven obligadas, por así decirlo, a empezar de cero. Y cada lucha que fracasa no es sólo una "experiencia", cada fracaso refuerza, vacuna al enemigo. De ahí la necesidad de ayudarnos, de crear "retaguardias solidarias" para que cada persona, que en cualquier lugar del mundo luche a su manera, en su situación, por la vida y contra la opresión pueda; contar con nosotros, como nosotros esperamos contar con ustedes.

22. Anticapitalismo activo
El capitalismo no caerá desde arriba. Es por esto que en la construcción de las alternativas no hay proyecto chico o proyecto grande.


Desde el otoño de Buenos Aires, 1999.

Firmas:

El Mate (Argentina)
Asociación Madres de Plaza de Mayo (Argentina)
Colectivo Amauta (Perú)
Malgré Tout (París-Francia)
Colectif Che (Toulon-Francia)
Collectif contre les expulsins (Liege-Bélgica)
Centre Social (Bruselas-Bélgica)

15 motivos para apostar por el socialismo

15 motivospara apostar por el socialismo Del Colectivo Amauta
(documentos de archivo para debate)


1.-La vida merece ser vivida, y las condiciones en que discurre pueden ser mejoradas. (Esta es una "creencia" nuestra -y afortunadamente de la mayor parte de seres humanos- cuya "verdad" ninguna teoría podría demostrar. Si alguien sostuviera lo contrario, no habría manera de refutar su pesimismo, pues los hechos también le darían respaldo. En realidad, es fácil notar que los hechos darían sustento a cualquier postura -pesimista y nihilista, u optimista y afirmadora-. Se trata pues de una fe, de una apuesta vital, sin la cual todo nuestro discurso se quedaría sin fundamento. Viene a ser una suerte de "axioma" que sostiene las demás tesis y que hoy más que nunca debemos afirmar, pues apostar por la vida es cuestionar este orden que le es adverso) (Por lo mismo, cabe deslindar con el cientificismo, notando que el socialismo no es una "ciencia", ni tiene su fundamento último en la ciencia. Mariátegui tenía razón en ello: es más bien un mito , y como tal supone otro tipo de "sabiduría", vinculado a los fines de la existencia. Claro que un socialista puede hacer uso de la ciencia moderna -con la cautela que supone tratar con un soporte fundamental del poder-, pero también lo haría un liberal, un stalinista o un fascista, ya sabemos hasta qué grado de horror. Esto es posible porque las tecnociencias no nos dicen nada en relación a cual debe ser el sentido de nuestra acción, su horizonte último . Sólo quien ignora eso puede seguir discutiendo sobre si su socialismo es "científico" o no, y excomulgando al que "se desvía" de lo que él cree que es la cientificidad.

2.-Las actuales condiciones de vida en el marco de dominación capitalista promueven y agudizan dosis innecesarias de represión y sufrimiento. (Creemos que la superioridad del socialismo consiste en promover relaciones sociales favorables a la pacificación de la existencia humana. No es que pretendamos instalarnos un buen día en el paraíso, convertidos todos en "nuevos hombres" "incorruptibles" -pretensión inhumana que conduce al totalitarismo-; si aquel mundo pudiera realizarse sería además insoportablemente gris y aburrido . Reivindicamos al ser humano de carne y hueso, con sus alturas y sus abismos. Como decía Marx: "nada humano nos es ajeno". Pero nos parece terriblemente irracional e innecesario el grado de violencia en que discurre hoy en día la vida; que el incremento acelerado de la productividad durante al menos los dos últimos siglos, no haya traido consigo la liberación del trabajo como fuente de goce ni el disfrute creador del tiempo libre, sino la intensificación del trabajo enajenante, la adicción al consumo estupidizante o la exclusión del acceso al empleo. No aceptamos que para mantener andando su maquinaria de poder, el capitalismo exija el sacrificio constante de nuestras vidas en el altar del productivismo y el consumo superfluo; que nuestras energías y la biósfera entera sean consumidas con voracidad por el moderno ídolo del capital, que existe a condición de crecer y crecer sin límites. Por ello, denunciamos este orden como incompatible con la pacificación de la existencia)

3.-Este orden de dominación es esencialmente contingente pues se sustenta en condiciones históricas muy específicas y transitorias. No es fatalmente necesario ni inevitable -pudo no ser y puede dejar de ser- y, por tanto, puede y debe ser cambiado .(Pues bien, sostenemos que no hay "una" dirección necesaria en que debió discurrir la historia. Es decir, mandamos al diablo aquella falsificación del pensamiento de Marx que los burócratas comunistas denominaron "materialismo histórico". Lo mandamos al diablo por contrarevolucionario; porque hasta nosotros llega el eco de voces enmudecidas, de aquellos que "perdieron" en el pasado batallas que sentimos nuestras, de aquellos que lucharon por mundos alternativos que "pudieron ser"; porque nosotros retomamos en cada instante su lucha. Si aceptáramos que la historia tuvo que ser como fue, sería como volver a matar a nuestros muertos, justificando las victorias que condujeron al actual orden de dominación. Si es justo todo aquello que triunfa por el sólo hecho de haber triunfado, nada tendríamos que hacer, sino subirnos al carro de los vencedores o aspirar a instaurar nuestro propio orden de dominación. Nada de eso se condice con una apuesta libertaria. Ahora, cuando nos dicen que este orden de vida tuvo que imponerse "necesariamente" por ser el mejor, el más eficaz, etc, debemos denunciar juntamente con su caracter depredador, destructor de la vida y generador de colosales desechos materiales y espirituales -y por tanto ineficaz-, la falacia de su "necesidad", su condición precaria, pues el supuesto fundamental que lo mantiene en pie: que es posible el crecimiento económico indefinido, es además de indeseable, insostenible. En el fondo, este orden es terriblemente debil como todo aquello que se sustenta en la violencia y la imposición, pues existe a condición de perpetuar la violencia y la agresividad)

4.-El capitalismo constituye un orden de dominación omnívoro que
se sustenta en la disolución de los vínculos comunitarios, el desarraigo cultural de los sujetos, y su conversión en seres desvalidos y dependientes, cargados de necesidades que satisfacer mediante la producción y consumo incesante de mercancías.(Ahora sabemos mejor que nunca cuanta capacidad tiene el capitalismo para devorar, absorver e integrar todo aquello que le es potencialmente contestatario. Y sabemos también cómo tiende a aplastar y destruir aquello que no puede integrar en su lógica de vida -aunque por nuestra parte hayamos prestado tan escasa atención a aquellas culturas y comunidades de vida que por no "encajar" en la lógica del capital, por ser impermeables a ella, se hallan hoy arrinconadas y acorraladas ante nuestra vista ciega, impasible o complaciente de intelectuales "occidentalizados"-. Hoy no podemos mantener el entusiasmo crédulo e ingenuo ante el avance del capitalismo como si fuera condición necesaria de la liberación y de modos superiores de vida. No hay ninguna razón para tal creencia que mantuvo atrapada a buena parte de las izquierdas, cegadas por la fe en el "progreso". Ahora conocemos mejor su potencial destructivo, su tendencia a arrasar con toda forma de vida y toda cultura y vínculo social que no sea funcional al imperio absoluto de la mercancía. Ahora sabemos también que la oposición civilización - barbarie que colocaba a nuestros pueblos en condición disminuida, era un eficaz mecanismo de dominación, haciéndonos sentir avergonzados de nuestra condición y esclavos de los sueños de otros, cuyos modelos de vida asumimos acríticamente. Hoy está claro que resistir al capitalismo supone afirmar el elemental derecho a existir que tienen las culturas alternativas; que con cada cultura que muere desaparece todo un universo -modos irrepetibles de pensar, sentir y actuar que forman parte de la riqueza de formas de vida que la humanidad ha ido ensayando, y que es necesario preservar como parte de nuestra herencia común)

5.-En otras formas de vida prima el cultivo de la diversidad , el capitalismo en cambio, exige la homogenización de aquello que es cualitativamente diverso. En él todo tiende a ser estrictamente cuantificable. Esa es la condición de su racionalidad: todo debe ser calculable, planificable, manipulable, dominable. Por ello lo convierte todo en mercancía como la marca de su imperio. (En el mundo de la vida no hay dos seres, ni dos situaciones idénticas. Todo es diverso. La vida se perpetúa a condición de diversificarse. Es la rigidez de la muerte la que nos iguala a todos. El orden capitalista es contrario a la diferencia irreductible de cada cosa y cada quien, nos trata y trata al mundo como si sólo estuviéramos compuestos de elementos iguales. Hace violencia a la realidad para someterla a su cálculo, pues sólo se puede calcular aquello que previamente fue reducido a su dimensión estrictamente cuantitativa, a pura cantidad, a "valor de cambio", perdiendo las cualidades esenciales -su específico "valor de uso"- que lo hacen incomparable y valioso en sí mismo. El capitalismo se sostiene pues en una gran falsificación de la realidad, en una violencia contínua contra ella; pero allí radica también su mayor debilidad. El llamado "socialismo real" perdió la contienda porque reprodujo esa lógica. )

6.-El capitalismo absolutiza la búsqueda de ganancia -plusvalía- sobre la base de la creencia injustificable de que es factible y deseable una acumulación incesante del capital y el crecimiento infinito de la productividad y el consumo . Ello expresa una condición fundamental del capitalismo: Se sustenta en el culto del poder, entendido como "dominio" tanto de la naturaleza como del hombre, que se pretende ensanchar al infinito. Sin embargo, cuando el poder se convierte en un fin en sí mismo, termina desplegando una lógica "autónoma" que escapa al control de quienes desataron su potencial; somete y gobierna la vida de los hombres. (Aunque en la economía -de modo absolutamente falaz- pondere las virtudes de la "mano oculta" del mercado, el "dejar hacer, dejar pasar" y el "libre" juego de la oferta y la demanda, en realidad el capitalismo se sustenta en la creencia de que es posible "controlar" las fuentes de la riqueza -la naturaleza y el hombre- mediante el cálculo racional. Creencia que hoy ha sido hecha trizas por la propia ciencia que en sus inicios estuvo animada por tal pretensión y hoy reconoce los límites de la previsibilidad y el cálculo, el juego del azar y la probabilidad. Hoy sabemos que el acceso al poder entendido como capacidad de dominio, conduce a la pérdida de autonomía; sabemos que, en el fondo, es una ilusión; que si soltamos las ataduras del poder-dominación nos ocurrirá lo que a Pandora: escapará inevitablemente a nuestro control y terminará envolviéndonos; que si rendimos culto al poder terminaremos siendo esclavos de su lógica. Hoy sabemos que lo que hay que controlar es al poder mismo, para evitar su conversión en dominio. Nosotros no podemos reproducir igual o mayor obsesión por el poder-dominación. El "poder solidario" que buscamos construir es en realidad un modo de desmontar el poder centralizado, de socializarlo, de devolverlo a su fuente que radica en el trabajo humano y los lazos sociales, evitando con ello que se sitúe otra vez por encima nuestro, decidiendo el curso de nuestra vida y nuestra muerte. Por ello rechazamos también aquel fatuo dogma que supone que "salvo el poder todo es ilusión".)

7.-El actual modelo de vida dominante es intrínsecamente excluyente, pues mientras las expectativas de consumo según el modelo de los "ricos y famosos" prácticamente se han universalizado, su materialización para todos es imposible en un mundo con recursos agotables y equilibrio biótico absolutamente precario.(El capitalismo ha obtenido una victoria estratégica en el terreno de los imaginarios y sentidos de vida, en el cual ha centrado una ofensiva feroz. Hoy en día casi no hay lugar en el mundo donde la gente no aspire a vivir como en la vitrina hollywoodense de Beverly Hills. El lujo, el despilfarro, los rostros y cuerpos eternamente juveniles en un mundo acéptico, se conjugan con la promesa del poder-dominación exhibido por depredadores que liquidan sonrientes cuanto les sale al paso. En la cabaña más lejana, una pantalla de TV se encarga de capturar nuestros sueños. La inmensa mayoría se mueve hoy, narcotizada, tras aquella ilusión que jamás podrá realizarse: se trata de un mundo falaz. Pero aún si tal mundo existiera, su acceso tendría que estar severamente restringido -como en realidad lo está- para muy pocos: los elegidos, ídolos y fetiches que deberán continuar con aquella farza -sucedáneo de la felicidad-, para mantener andando el orden. La inmensa mayoria de seres humanos jamás tendrá acceso a un ritmo de consumo que, de universalizarse, traería consigo el definitivo colapso ecológico)

8.-Además de la contradicción que enfrenta a ricos y pobres y -en un marco mayor- al hombre y su "cuerpo genérico" (la naturaleza), el orden actual despliega otras tensiones irresolubles a su interior. Tal es el caso del desface entre el potencial creciente del trabajo y el caracter excluyente de la automatización. (La lógica de la exclusión se sustenta en una amenaza presente ante nuestra vista, y peor aún que la explotación: el que la mayor parte del género humano ni siquiera halle ya posibilidad de ser explotada, porque nuestro trabajo y nuestros recursos materiales estan dejando de ser imprescindibles para quienes controlan la ciencia y la tecnología). Precisamente, nuestra opción por un orden civilizatorio alternativo se sustenta en la convicción de que las tensiones que el capitalismo despliega, son síntoma de que contiene un enorme potencial, tanto creativo como destructivo, de una magnitud desconocida en la historia previa, y que mientras su potencial creativo y liberador se halla más y más reprimido y pervertido, sus factores destructivos experimentan un acelerado aumento.(En tal sentido, nuestra convicción en torno a la necesidad de un cambio profundo en las condiciones de vida, no se basa en un arbitrario acto de fé o en la voluntad ciega. Se sustenta en la plena conciencia de que ya no es posible "dejar hacer dejar pasar" la acción irresponsable y destructiva del capital. A estas alturas se impone un extremo cuidado con los resultados de nuestra acción sobre las futuras generaciones, de cuyo destino somos responsables. No hay manera de calcular a largo plazo, ni siquiera a mediano plazo, los efectos de nuestra acción hoy potenciada por la tecnociencia, por tanto, es preciso recobrar nuestra autonomía y control sobre el ejercicio del poder)

9.-Vivimos en un período de transición y cambio, de consecuencias imprevisibles . Paradójicamente, cuando algunas voces interesadas hablan del final de la historia, de su estabilización plena; cuando se impone un pasajero -e inducido- estado de ánimo proclive a los valores del "orden" y la estabilidad; se acumulan indicios abrumadores e incontrovertibles del agotamiento del modelo de vida que ha predominado a lo largo de los tiempos modernos; lo cual legitima la tarea de explorar los posibles horizontes de una civilización alternativa mediante el ejercicio renovado de la sensibilidad, el pensamiento y la acción libertaria.(Basta notar que la población mundial ya sobrepasa los 6,000,000,000 de seres humanos. Que en todos los años que nuestra especie tenía sobre la tierra hasta este siglo, ni de lejos se alcanzaba esa cifra aún sumando a todos los indivíduos que hayan existido en el planeta. Que sólo en este siglo el número de seres humanos se ha cuadruplicado... Cuando los cimientos del modo de vida capitalista moderno fueron diseñados hace pocos siglos, nadie podía haber previsto estos u otros hechos de similar caracter terminal; baste mencionar otros dos ejemplos: el agotamiento del agua o aún del aire -ya se sostiene que las guerras del futuro próximo serán por el control de estos recursos vitales-, o la alteración de la biósfera entera por parte del hombre -nadie con un mínimo de honestidad e información podría afirmar a estas alturas que los desórdenes climáticos son ajenos a la acción irresponsable de hombres motivados por la búsqueda de poder y lucro, y premunidos de la colosal potencia que les otorga la tecnociencia) (Cuando en el siglo pasado alguna gente -muy poca- como el socialista Fourier o John Stuart Mill proponían considerar los límites del crecimiento económico, casi nadie -entre ellos los socialistas marxistas- prestaron atención a ello, embriagados como estaban por el vértigo del "progreso". Hoy es imprescindible considerar aquello; más aún si nos reclamamos socialistas, sujetos críticos del orden actual. La "vuelta al pasado" no es posible, a no ser por una catástrofe indeseable. Pero tampoco es posible -y en todo caso es moralmente perverso- mantener la lógica del "dejar hacer, dejar pasar" que propugna el gran capital. Tenemos pues en frente un reto a la imaginación, la razón y la voluntad, a fin de propiciar elementos y espacios de concertación social para una acción favorable a un cambio decisivo en la historia de la humanidad. Esta certeza bastaría para justificar una apuesta como la nuestra.)

10.-Nuestra opción por un orden civilizatorio alternativo se sustenta en una doble convicción: ni habitamos el mejor de los mundos posibles, ni hay nada que garantice que vamos necesariamente hacia un mundo mejor. No siempre las contradicciones que un orden social contiene estallan por sí mismas, y si lo hacen bien podrían arrasar con su estallido las
posibilidades de una vida mejor. (Esto supone que nuestra opción por el cambio tampoco pretende tener un fundamento axiomático-deductivo de tipo cientificista, como el que postulaba el marxismo-leninismo, para el cual el socialismo advendría como resultado de las leyes inexorables de la historia. Nada tiene que ver con aquel viejo vicio que ahora han adoptado y radicalizado los fundamentalistas neoliberales, consistente en la creencia irresponsable de que se tienen las claves de la historia -las leyes del mercado o de la dialéctica, poco importa, pues da lo mismo-; que ella está de nuestra parte; y que triunfaremos al fin y al cabo ineluctablemente. Consideramos preciso tomar distancia de esta creencia que ha servido de base teórica para los "iluminados" de todo tipo, que pretendían ser los "oráculos" de las leyes de la Historia, a cuyo dictámen debían subordinarse las ignorantes "masas". Nuestra opción por el socialismo es precisamente eso: una opción, líbremente tomada, como un modo de afirmar nuestra condición de hombres libres, capaces de comprometer nuestras vidas en una apuesta libertaria, porque así justificamos el privilegio de vivir, no porque haya nada que nos asegure de antemano el éxito)


11-Reivindicamos el socialismo porque rechaza la neutralidad política -y ética- en una sociedad dividida en clases y asume una neta opción por los oprimidos. Ser socialista es tomar partido por los "humillados y ofendidos" como un modo de tomar partido por la vida. No sólo porque no aceptamos aquella condición de existencia, sino porque los oprimidos son portadores del mayor potencial de negatividad -potencial liberador- en relación al orden vigente, potencial cuya magnitud depende de su grado de organización y conciencia. (Concebimos el socialismo como desarrollo conciente y autónomo del potencial libertario de los oprimidos , asumiendo: 1) Que el poder solidario surge de la capacidad de actuar concertadamente, pues la acción concertada es fuente de poder. 2) Que el número de los oprimidos se traduce en poder solidario sólo cuando estos coordinan entre sí, actúan concertadamente y rechazan la lógica del poder-dominación que tiende al centralismo; de otro modo, por mas "radical" que sea nuestra acción sólo volverá a reinstaurar la lógica de la dominación. 3) Que el poder se sustenta y reproduce en todas las esferas y niveles de la acción, tanto individual como colectiva. 4) Que las relaciones horizontales socializan y multiplican el poder solidario. 5) Que la autonomía -autodecisión- consolida el poder solidario)

12-Reivindicamos el socialismo en tanto constituye una opción por la democratización radical de las relaciones sociales, desde abajo -desde el potencial liberador de los oprimidos- y en todo
terreno. (Afirmamos que el socialismo nada tiene que ver con la "dictadura" como forma de gobierno. Los socialistas buscamos profundizar la democracia, convencidos de que la democracia burguesa no puede ir más allá de ciertos límites: aquellos que impone la mantención de un orden basado en la dominación. Radicalizar la democracia supone hoy construir mecanismos efectivos de participación y control ciudadano en todas las esferas de la actividad pública: desde la asignación y uso de recursos, hasta el acceso a las fuentes y mecanismos de información; y ello parece exigir la descentralización de las decisiones y el fortalecimiento de las pequeñas y medianas comunidades, comunicándolas mediante redes de apoyo solidario )
13-Reivindicamos el socialismo en tanto constituye una praxis que se sustenta en la construccion cotidiana, desde ahora y en todos los terrenos de nuestra actividad- de nuevos "sentidos de vida" tendientes a la "pacificación" de la existencia, el respeto por los demás y el pleno ejercicio de las capacidades creativas de los hombres y el conjunto de la naturaleza. Que el trabajo se libere de la "economía", para ser fuente de satisfacción y creatividad . (El socialismo supone el despliegue de una contracultura de liberación: de nuevos "sentidos de vida", de una nueva sensibilidad, de nuevas prácticas. Supone el respeto y cultivo de las diferencias que enriquecen la vida; la defensa de la vida y el desarrollo de su calidad y diversidad; la conversión del trabajo en una fuente de goce, creatividad y autorrealización; la reconciliación con la naturaleza; el desarrollo de formas de convivencia basadas en la libertad y la autodeterminación. )

14-El socialismo supone desarrollar una praxis de resistencia contínua, en todas las esferas de la vida, al imperio de la economía; de la tecnociencia y la unilateralidad racionalizante que tiende a convertirlo todo -a los demás seres humanos y la naturaleza- en objeto de cálculo, manipulación y control; al imaginario de vida alienante y cosificante que otorga mayor valor al "tener" que al "ser"; a la represión del goce y la libertad creadora; a la agresividad en aumento, etc. Reconociendo que lo que falla es algo más que la mera política o los mecanismos de la economía: que falla toda una cultura (es decir un modo de situarnos ante el mundo: los otros y las cosas) que compartimos, y que debemos desmontar, reconociendo nuestra cuota de responsabilidad en su reproducción cotidiana. (Se trata de superar una visión maniquea y autocomplaciente que nos exime de toda responsabilidad frente a la crisis global de hoy en día, atribuyéndosela íntegramente a los grupos capitalistas transnacionales. Basta recordar que en nombre del socialismo, rusos, chinos, albaneses o rumanos depredaron tanto o más la naturaleza que sus competidores occidentales, o que elevaron el autoritarismo a enésima potencia. Por ello debemos partir de reconocer que lo que falla es toda una cultura que compartimos, asumiendo nuestra cuota de responsabilidad, y actuando en consonancia con ello. Esta es, además, la única conducta política y éticamente madura )
15-En nuestra opción por el socialismo revaloramos una vasta tradición libertaria y de sentidos alternativos de vida: desde aquellas contenidas en la gran corriente de la tradición libertario-humanista de Occidente, en las vertientes libertarias modernas (liberalismos, socialismos, anarquismos, y corrientes contra-culturales diversas), hasta las que portan consigo las tradiciones culturales alternativas al mundo occidental, como es el caso particular de nuestra racionalidad andina y amazónica, donde, por ejemplo, cabe resaltar el cultivo de la diversidad, el respeto por la naturaleza como sujeto, el sentido del trabajo como celebración -fiesta, juego-, el sentido comunitario de vida, la práctica de la reciprocidad, o el sentido de lo sagrado como una dimensión inmanente a la totalidad de lo existente. Cabe notar que estos aspectos se hallan ausentes en el modo de vida capitalista hoy dominante y le son radicalmente opuestos.(Una breve aclaración en relación a lo último: Si hay algo que caracteriza al modo de vida moderno -funcional al capitalismo- es precisamente la "desacralización" del mundo y la vida. Todo en él es reducido al frio cálculo mercantil; todo es materia de compra y venta, aún el honor, la inteligencia o la belleza . Ello contrasta con la actitud de las culturas supuestamente "bárbaras", vinculadas a la tierra, que han mostrado siempre un gran respeto por la naturaleza -venerada como fuente de vida- y un cuidado y cultivo de la vida a partir de una sensibilidad para lo "sagrado" -concebido como inmanente al mundo- que habita en cada ser y da pleno sentido a cada acto... Aquí hay que recordar otra vez lo afirmado al principio: que no hay manera de "justificar" racionalmente el valor y el sentido de la vida; toda la filosofía y ciencia modernas son un gran fracaso al respecto. Al parecer, si no suponemos que la vida es valiosa en sí misma, ésta no tiene ningún sentido y, con ello, no tendría ningún sentido nuestra apuesta. Si eso y sólo eso -que ya es una enormidad- significa asumir el mundo y la vida como "sagrados", podríamos reivindicar el sentido de lo sagrado y ser ateos, sin ninguna incongruencia en ello; no tendríamos por qué identificar esta reivindicación con ninguna confesión religiosa en particular, ni mucho menos con los fundamentalismos de matriz judeo-cristiana-islámica, que han incubado la intolerancia y y el desden por el mundo y lo corporal,concibiéndolo como bajo, pecaminoso y carente de valor en sí mismo. Es más: en relación a esta matriz en general, y en particular a su vertiente cristiana, habría que notar su responsabilidad en la desacralización y cosificación del mundo -cosa que no ocurrió en otras culturas-, al haber hipostasiado lo sagrado -situándolo fuera del mundo- en un Dios absolutamente trascendente, sin cuya voluntad arbitraria ni siquiera habría existido mundo alguno, con lo cual éste pasó a ser considerado ontológicamente contingente -carente de necesidad y sentido propio-, y encomendado al dominio del hombre "imagen y semejanza" de aquel Dios arbitrario. El proceso de "desacralización" provocado por esa tradición ha traído consigo el "desencantamiento" del mundo y la vida, su banalización, su cosificación, su conversión en una masa manipulable, carente de propósito o valor intrínseco. Este "desencantamiento" ha sido y es la condición necesaria para la dominación impune y la instrumentalización sin límites de todo lo existente, que ha conducido a la anomia, el descreimiento y el nihilismo que caracteriza la vida contemporánea. En ese sentido es que resulta pertinente discutir sobre la importancia de un "reencantamiento" del mundo y la vida -que pasaría por recobrar el sentido de su caracter sagrado-, como una condición para construir modos de vida alternativos, como un soporte de gran potencia para resistir la dominación capitalista, cuyo poder, ya lo señalamos, es en gran parte ilusorio, en tanto está contenido por un gran vacío: aquel que tiene que ver con la cuestión central del sentido de la vida y su valor... El capitalismo nada tiene que decir al respecto. (¿Por qué no atender voces alternativas que -despreciadas, cercadas y acorraladas- aún se expresan entre nosotros?)

Colectivo Amauta
Primavera de 1999

ARTE y nueva radicalidad

EL ARTE COMO POTENCIA DE LA NUEVA RADICALIDAD
(documentos de archivo para debate)

Acá presentamos cuatro puntos para pensar la política, a partir de lo que nos convoca, la nueva radicalidad, las imágenes y sentidos que ésta conlleva y los marcos en los que podría –debería- entederse, extenderse y potenciarse: la democracia radical. El perfil que tiene es obvio, desde el arte, pero no sólo porque éstas reflexiones vengan del Nucleo de Arte y Cultura, sino porque pensamos que ahora, en este momento, en lugares -como por ejemplo- el Arte, se están expresando allí formas nuevas de subjetividad y de lo político.

1. Nueva Radicalidad
La transformación de realidades injustas exige de una imaginación radical, esa capacidad humana de hacer existir lo que no existe, que inventa –e intenta- nuevos universos de significaciones y nuevos modos de acción transformadora. La fantasía, aquella fuerza que se impregna en los objetos y en los lugares haciéndolos “diferentes” recreándolos, despetrificando la realidad. Una mirada forjadora de nuevas temporalidades y prácticas vitales alternativas; creando realidades dentro de un mismo mundo. Con esta pequeña certeza sobre el mundo, podemos afirmar que, sí, otro mundo es posible, pero aquí mismo y con los mismos seres humanos, asumiendo las peculiaridades de este tiempo.

El error de los movimientos autonombrados revolucionarios o llamados "radicales", ha sido equiparar radicalidad con extremismo; medir la radicalidad a partir de su relación con la violencia o por el manejo de la lógica de la guerra. Así, el grado de su "radicalidad" es muy pobre, carece de cualidades interpretativas para poder acercarse a la sociedad, es estatalista y no posee imaginación. Para ellos la radicalidad esta en función de la captura del poder hecho cosa, no entienden que el poder es más que nada un conjunto de relaciones sociales que se activan con la sola existencia, por eso es que la radicalidad que planteamos tiene por objetivo primario y básico: dejar en evidencia toda forma de dominación. Radicalizar también es desdogmatizar, diluir toda idea de pureza, ubicar el fondo, genealogizar o seguirle el rastro al poder, deconstruirlo, es desmontar, ir a la raíz de todas las relaciones y de todas las ideas, exponer en discursos los presupuestos, es volver a repensar los impensables y los principios, de modo tal que un campo de saberes (y prácticas) no se agote en la repetición dogmática y auto referencial de sus instituciones, ni en la circularidad ideológica de sus propias certezas. La radicalidad que proponemos lleva hasta sus últimas consecuencias la crítica, valora la diversidad positivamente y encuentra en el diálogo una clave importante para la articulación de lo diverso. Sólo una actitud dialogante puede garantizar una comprensión horizontal del Otro. Para nosotros, esto es el germen de una nueva subjetividad.

Cuando hablamos de Nueva Radicalidad, nos referimos también a las nuevas formas comprensivas que se están produciendo para abordar la nueva y cambiante realidad social, los esfuerzos por entenderla desde su origen, transformarla desde la raíz. Estas nuevas formas surgen como radicalidad de la imaginación y la interpretación de lo múltiple y lo diverso, en diálogo constante. Pueden inventar en la vida misma nuevos modos de producción de la política, nuevas formas de ciudadanía, una nueva sociedad que permita la singularidad, la autonomía y la libertad. El desafío es pensar la política más allá de una sola ideología, descentrarla de las visiones utópicas y unilineales. Asumir esto implica altas cualidades interpretativas para redefinir la realidad y sus experiencias, para darles un sentido radical nuevo. Sacarla de lo políticamente posible, de lo permitido, y ubicarla como voluntad radical de transformación. Esta subjetividad radical se constituye a través de la desestructuración de la dominación, en un proceso en el que, por un lado, se le quita credibilidad y respeto a los fetiches del sistema re-valorizando aquellos elementos que resisten a la homogeneización (saboteando la producción y autoproducción del sistema) y, por el otro, se afirma la constitución de un Sujeto colectivo amplio y plural que, reconoce su historicidad y su tradición.

La nueva radicalidad se expresa de dos maneras, como una nueva interpretación de las realidades emergentes, y a la vez, como participación en las experiencias de resistencia alternativas; un ir y venir que nos permite construir una mirada profunda que deja en evidencia no sólo a la (s) dominación (es), sino que deja entrever un nuevo espacio subjetivo e irreductible, que aparece ante nosotros y nos plantea otra ética y una nueva estética que, perfile en imágenes y sentimientos el anhelo de articulación popular.

2. Deconstrucción y Subjetividad Radical.
Pensar la política hoy en día, es pensar el cómo desarrollamos (y articulamos) una teoría del Sujeto como actor descentrado y destotalizado, un sujeto compuesto entre y por las diversidades. Para comprender la naturaleza de las nuevas luchas y la diversidad de relaciones sociales que se establecen en la globalización, debemos observar la multiplicidad de posiciones de sujeto, sobre todo aquellas en las que no existe una relación a priori, ni predeterminada, ni necesaria y cuya articulación es el resultado de las prácticas contra hegemónicas, no de recetas ideológicas.

Lo que caracteriza a las luchas de los nuevos movimientos sociales (pueblos indígenas, luchas contra la impunidad, reivindicaciones de género, luchas culturales, etc) es precisamente la multiplicidad de posiciones de sujeto que constituyen un único actor, así como la posibilidad de que esa multiplicidad se convierta en espacio de antagonismos y, de tal manera, se politice. De ahí la importancia de la crítica del concepto racionalista de Sujeto homogéneo, unitario y total. Una crítica a ese paradigma ensancha la comprensión de la realidad social, así pues, ninguna identidad llega a establecerse de modo definitivo, pues siempre hay un cierto grado de apertura y ambigüedad en la manera en que se articulan las diferentes posiciones de sujeto. De aquí emergen perspectivas enteramente nuevas para la acción política, que ni el liberalismo, con su noción del individuo que sólo persigue su propio interés, ni el marxismo, con su reducción de todas las posiciones de sujeto a la clase, pueden sancionar, ni tan siquiera imaginar.

Sin embargo, una limitación para esta búsqueda de la nueva subjetividad, es el control de la información y el dominio de las comunicaciones, que a su vez producen una sola interpretación de la realidad, cuyas imágenes son impuestas a todos, desde el sentido común por la televisó, hasta los saberes colonizados de nuestras universidades. Ya sabemos que el desarrollo de las técnicas comunicativas y las tecnologías de la información no han ido acompañadas por el desarrollo de las cualidades democráticas, por el contrario, han asimilado al establishment cultural las ideologías del “cambio revolucionario” y los reformismos de todo cuño como parte de una misma Interpretación Hegemónica. Vemos, sentimos y –dado el caso- criticamos el mundo a través de dicha Interpretación Hegemónica, la salida es encontrar la radicalidad en el desmontaje y desestructuración de la Gran Mirada del Poder, en la crítica de sus saberes. A esta labor la llamamos deconstrucción, que es junto a la articulación de experiencias y prácticas alternativas, la otra cara de la radicalidad.

La deconstrucción es una nueva forma de abordar la realidad socio-política y cultural, una forma que niega y afirma simultáneamente. Su beligerancia y resistencia generan afirmación y reconstitución de otros órdenes, y viceversa. La ortodoxia de la izquierda y el purismo ideológico de los grupos contraculturales anarquistas, no veían esto, planteaban su lucha en términos de negación perpetua –ingenua- de la realidad. Las funciones de destrucción y de reconstrucción estaban separadas por la insurrección, las resistencias no generaban una propuesta -situacional y activa temporalmente anclada en el presente. Esta separación entre lo negativo y lo propositivo, ha dejado de funcionar como momentos diferenciados. Ahora, a la vez que se descompone se recompone, discursos y prácticas, toda lucha de resistencia, es a la vez una lucha creativa por la afirmación de un nuevo orden, aunque no se sujete al programa oficial de ningún partido, porque toda lucha debe generar autoestima, toda propuesta política debe generar confianza, y ese ámbito es muy poco observado, estamos llamados a potenciar y desarrollar estas líneas de la militancia, generando además un pensamiento al respecto de aquellas manifestaciones, que las sistematice y que las interprete.
Destrucción y reconstrucción conviven en estas nuevas formas de entender la política como deconstrucción, es la trama sobre la que se define la nueva subjetividad antagonista, no una tendencia proyectada hacia un porvenir mítico, hacia una hipóstasis futura; por el contrario, el proceso de deconstrucción es también, un proceso de construcción de una nueva subjetividad. Sabotaje y autovalorización son caras de un mismo sujeto, dos caras de una moneda: la constitución de la subjetividad radical.

La exclusión y la distorsión, son las nuevas formas de filtrar la cultura, basada en el dominio económico y de lo económico, arrasando no sólo con el derecho del individuo a “ser”, sino el derecho a ser de muchas comunidades culturales. Ante esto, la subjetividad radical sólo es posible en el despliegue creador de su antagonismo; la subjetividad radical no puede vivir más que mediante la deconstrucción. La propia forma del antagonismo se define a partir de esta compleja y articulada nueva relación entre subjetividad y deconstrucción. Si en efecto la producción es ya del todo comunicación, el sentido del antagonismo no tendrá un lugar o un tiempo de fundación distintos de la propia comunicación. Todo lo que sabemos y somos se produce por el hecho de la comunicación, y si esta humana cualidad esta mediada y “formada” de antemano, entonces, es en la deconstrucción de la comunicación donde se construye la nueva subjetividad radical, donde la multitud halla la potencia. La deconstrucción ataca ahí mismo donde se produce lo humano, en la producción y circulación del poder mediante la comunicación.

3. CRISIS Y RESISTENCIA CREATIVA
La crisis genera resistencias, múltiples negaciones y éstas, son germen de nuevas subjetividades. En la actual situación de crisis que nuestro país atraviesa, se encuentran en conflicto dos tipos de beligerancia: una beligerancia devenida violencia -basada en el capital- y amparada en la represión del estado neoliberal, y la otra, compuesta por las resistencias que defienden los recursos vitales y luchan por la autonomía y el respeto de los derechos humanos entendidos en grado sumo. Las interpretaciones formalistas sobre este conflicto solo leen crisis del sistema y del orden político-económico, y las miradas romántico-economicistas ven “situaciones pre-revolucionarias”. Más allá de las disciplinas del pensamiento estatlista o del tecnocratizado, signos como el arequipazo, el movimiento indígena expresado en los cocaleros, las resistencias antimpunidad y anticorrupción, etc, se manifiestan como nuevos entes desarticuladores de esta realidad, son intersticios por donde se deja ver un nueva radicalidad política que se defiende, que crea y asume nuevas identidades que transitan y se componen desde el real cotidiano y no desde imperativos ideológicos ni consignas partidistas. Esto es común en las crisis latinoamericanas actuales, el encuentro de ambas beligerancias y su resistencia-creación, se manifiesta tanto en el movimiento zapatista, en el levantamiento de Bolivia o la insurrección popular en Argentina, las resistencias populares generan diversas salidas, que articuladas pueden llegar a constituir contrapoder, por ahora se presentan como elemento deconstructor y hacen ver lo múltiple de la realidad.

Toda resistencia es en el fondo creación, toda creación va de la mano con una nueva subjetividad; reconocemos que emerge una nueva subjetividad, que se expresa en las formas de encarar la política desde lo social y no desde la representación electorera ni partidista. Organizaciones de base, colectivos alternativos y movimientos sociales de todo tipo van perfilando un nuevo tipo de sentir, hacer y percibir la política como una actividad de resistencia contra el sistema neoliberal, creando una nueva forma de desarrollo social y humano; negando y proponiendo a la vez. Esta nueva subjetividad la encontramos recorriendo diversos sectores de la sociedad y encarnada en muchos actores; no todos se conocen, probablemente algunos pertenezcan a diferentes tradiciones, pero tienen mucho en común. Este archipiélago de resistencias-creadoras son claro ejemplo del despliegue de la singularidad, que nos dice que hay en ciernes un nuevo Sujeto: Irreductible en su multiplicidad, destotalizado, descentrado, no único no unitario, no idéntico, no homogéneo, no puro, no estático. Es diverso y plural, con múltiples posiciones, con experiencias y prácticas vitales alternativas en lo cotidiano, resistentes y propositivos, no dependientes, autonomistas y autogestionarios, críticos ya en su sola existencia. Este Sujeto se constituye en la medida en que resiste y crea simultáneamente, cuestiona y propone a la vez. Su protesta y su construcción no son momentos alejados de una misma práctica vital. Esto lo hace desde la Multitud que lo conforma, desde la multiplicidad de experiencias y actores que se mueven y juegan en el ámbito de esta nueva forma de lo político, pero como expresión única y diversa, es también el nuevo tejido simbólico donde reposa la gran posibilidad de articulación de nuevas formas de concebir el mundo, el tiempo, sentimientos y sensaciones que no han podido ser observadas por la recetas ideológicas ni por las ortodoxias.

Para una mirada radical, componen el nuevo sujeto, los colectivos urbanos anticentralistas, los movimientos regionales que luchan por autonomía y autogestion, los trabajadores que luchan por un nuevo tipo de relación laboral, los movimientos ecologistas, los que se organizan para defender los Derechos Humanos, los que luchan contra la impunidad, las articulaciones alrededor del movimiento indígena, los colectivos y las experiencias contraculturales, el movimiento gay, los que defienden la tierra y la rica tradición de sus culturas; todos ellos y ellas, son expresiones de la nueva radicalidad del nuevo Sujeto, que sólo puede ser comprendida a partir de valorar positivamente la diversidad. Para procesar esto se necesita una Imaginación Radical, que proyecte nuevos mundos aquí en nuestro mundo, despetrificando la realidad y ensayando una mirada estética de la vida que rompa con el imperio de la soledad y la tristeza.

4. Arte y Radicalidad
Hay que entender que las dinámicas culturales y espirituales poseen lógicas autónomas, y aunque se presenten junto y entremezcladas a las relaciones económico-políticas, o sean influidas por ellas, son un espacio que marcha paralelo con su propia historia y su especificidad. Los paradigmas que subordinaban el fenómeno cultural –del tipo “estructura-superestructura”- han sido incapaces de plantear este problema y mucho menos entenderlo. Suponían que solucionando “revolucionariamente” el problema económico-político solucionaban también, y automaticamente, el problema cultural, el problema religioso, el sexual, los conflictos nacionales, los problemas morales o los estéticos.

Sin embargo, estos espacios han permanecido irreductibles, e invisibles al dogmático ojo de Medusa de las ortodoxias, por más que los congelaran en sus taxonomías y los redujeran al mero reflejo de la dinámica estructural, seguian existiendo mas allá de la estructura y el economicismo. Esta actitud dura, racionalista y petrificante no dio cuenta jamás de lo que tenia en frente. Es necesario desdogmatizar las miradas sobre el arte, abriendo las teorías al juego de lo inacabado y lo asombroso de la realidad misma. En este núcleo nos juntamos desde el compromiso con aquellos contenidos radicales de la dimensión estética, que no sólo esta referida al arte Porque entendemos que éstos pueden transgredir sus espacios “invisibles” y darle un nuevo sentido también a la política, haciendola una práctica más inclusiva y democrática, para defender el derecho a “ser” de aquellos “invisibles”, para comprender al Otro (sean pueblos o individuos) y hacernos entender, para potenciar la autonomía y la diversidad. Las culturas sólo son posibles, cuando se manifiestan dialogantes en toda su diversidad en lo social, en lo político, y, por supuesto en el arte, es decir, cuando exploran y despliegan su radicalidad. En las manifestaciones culturales se expresan los sentidos y los anhelos de los pueblos, esos contenidos simbólicos también juegan en la política. Si no prestamos atención a esto no podremos ver qué conecciones pueden haber entre esas dinámicas simbólicas y las llamadas estructurales.

Pero ¿con qué recursos contamos para expresar en imágenes y sensibilidades, nociones generales y conceptos precisos este proceso de emergencia de un nuevo protagonismo social? Las descripciones que se intentan caen a menudo en un reduccionismo extremo, producto de una vocación descriptiva que no se interroga por los límites de sus propios recursos representativos. De allí que sea imprescindible el desarrollo de un pensamiento estético capaz de reorganizar representaciones novedosas que escapen a las ya agotadas mallas conceptuales de interpretación política y estética tradicional. El Arte no es revolucionario o radical cuando habla de los pobres, sino cuando inventa formas nuevas de producción de belleza y de verdad. Pero es tambien esta crisis (que produce resistencia-creación) del arte, la que demuestra que desde este ambito viene un nuevo aliento para las demas esferas de la articulacion politica. La potencia transita y se mueve en diferentes lugares de la existencia humana, creemos que el arte en nuestro pais (aquel que se gesta fuera de la mirada del poder) ahora esta en disposicion de elaborar una nueva imagen de la subjetividad, y en ese proceso una radicalización de la propuesta política. Reconocemos al Arte como una potencia de esta nueva radicalidad, como un nudo, una condensación de fuerzas liberadoras que han escogido los espacios subjetivos para expresarse.

Las prácticas artísticas pueden contribuir a la hegemonía de los valores democráticos, desde una actitud antiesencialista reconocemos las identidades y las culturas como construcciones dinámicas y no como esencialidades -no hay identidad pura, ni cultura estática- ya que se constituyen siempre mediante procesos de selección e identificación. Estos procesos -en tanto que son el resultado de prácticas hegemónicas- siempre implican un elemento de exclusión. Una perspectiva hegemónica antiesencialista afirma que la objetividad social se constituye a través de actos de poder, y que posee por lo tanto una dimensión política. Asumir esta evidencia implica una radicalización de la identidad, no como un ente puro, sino como un constructo ideológico y dinámico. El mayor equívoco del marco esencialista tradicional (sea liberal-individual o conservador-comunitarista) en este dominio, es en efecto, concebir a los individuos como dotados de antemano de una identidad completamente definida antes de introducirse en los distintos tipos de prácticas culturales, políticas y otras. Por lo tanto no se puede reconocer que es a través de la inserción en las diferentes prácticas socio culturales, que se constituyen las formas de la identidad cultural y las individualidades particulares.

Por eso, el diálogo de la gran diversidad debe darse también hacia adentro de un pueblo, con su mismidad, así como hacia el interior de nosotros mismos, ya que un individuo también es una multitud diversa de posibilidades. Esto tiene importantes consecuencias en el campo de la cultura y para las prácticas artísticas; en la medida que todos somos creadores, el Arte se constituye como gran despliegue de aquella multitud que nos compone, es expresión de aquel diálogo de lo diverso

El arte es un “ámbito de realidad” dialogante y un punto de confluencia de diversas realidades. Esta multiplicidad no puede ser reducida a interpretaciones individualistas/abstractas o masificantes/estructuralistas. El arte es una realidad que acontece con la interacción de las potencias humanas en despliegue. El arte –la creacion- es el hogar del ser libre, un espacio en donde el hombre se ecuentra consigo mismo, la devolución de su humanidad. Es un ámbito que concentra sentido, un sentido sin el cual la existencia de este cuerpo bipedo racional no sería “humano”.

4. Democracia Radical y Diversidad
Ahora que sabemos que cada individuo, cada pueblo y cada cultura, poseen especificidades propias y diferentes formas de ver el mundo, es imposible plantear un solo modelo de vida buena para todos. Es el fin de la idea sustantiva de una sola vida buena para todos, asumir esta disolución de los indicadores de certidumbre, nos plantea el reto de una profunda transformación del ordenamiento simbólico de las relaciones sociales, para entablar así, un gran diálogo de la diversidad. De lo que se trata es de establecer un mundo que sea conclusión de la participación popular, que potencie la emergencia de la libertad individual y la afirmación de la libertad equitativa para todas y todos. Un mundo que no cierre el diálogo de su diversidad, sino que lo reconozca y lo potencie.

Por eso, entendemos el proyecto socialista y libertario en términos de una radicalización de la Democracia, es decir, la profundización de las relaciones horizontales y de respeto allí donde se compone lo humano y lo social: en la vida misma y en el orden en que ésta discurre. Entendemos la Democracia Radical como una herramienta de construcción política-social igulitaria e inclusiva, como un conjunto de valores y procedimientos basados en el reconocimiento positivo de lo múltiple y diverso; y también como régimen pluralista de autogobierno popular.
Planteamos esta alternativa frente a los modelos cerrados, dogmáticos y totalitarios que han dominado gran parte de nuestra izquierda, pero sobre todo, frente a la democracia liberal, mera formalidad al servicio del capital y de la concentración del poder en unos pocos. Esta forma de dominación política reduce la libertad al consumo, y equipara la autonomía a un ritual electoral cada cinco años. La envejecida democracia liberal se ha convetido en la justificación ideológica del capitalismo, y es incapaz de generar para el pueblo participación plena, autogobierno y autogestión. Criticamos a la democracia liberal por estar basada en la telepolítica y no en el autogobierno, criticamos a sus representantes -la llamada clase política- por usufructuar esta intermediación entre el pueblo y el poder para llenar sus bolsillos. Proponemos la Democracia Radical como una forma de terminar con estos vicios.

La tarea de la Democracia Radical es la profundización democrática de toda relación social y la vinculación de diversas luchas democráticas, una tarea de esa índole requiere que se creen nuevas miradas de lo político que permitan una articulación común de, por ejemplo, el antirracismo, el antisexismo, el anticapitalismo, etc. Puesto que estas luchas no convergen espontáneamente, para establecer equivalencias democráticas se requiere un nuevo sentido común que permita transformar la identidad de los diferentes grupos de manera que sus reivindicaciones puedan articularse entre sí de acuerdo con el principio de la equivalencia democrática: Toda lucha es importante y necesaria, toda resistencia genera autoestima. Pues no se trata de establecer una mera alianza entre determinados intereses bajo la lógica del cálculo costo-benficio, sino de modificar la propia identidad, la propia mirada de esas fuerzas mediante, el diálogo permanente de la diversidad. Para que, por ejemplo, la defensa de los intereses de las personas trabajadoras no se realice a costa de los derechos de las mujeres, o que los derechos culturales de un pueblo, no signifiquen el aniquilamiento de otro, o que el trabajo de las personas inmigrantes, no lleve al desempleo a los trabajadores. Es necesario establecer una equivalencia entre las distintas luchas, ninguna lucha es superior a otra. Sólo en esas circunstancias se vuelven verdaderamente democráticas y radicales las luchas contra el poder.

Si una izquierda puede ser viable, es aquella que profundice las relaciones democráticas allí donde no ha llegado la democracia liberal y abandonando ciertas ideas puristas y racionalistas que han dominado el pensamiento socialista y libertario; una perspectiva antiesencialista nos permite un modo diferente de pensar la democracia y del papel de las prácticas artísticas en las luchas democráticas. Sólo a través de una crítica del racionalismo, el purismo y del esencialismo es posible dar cuenta, de una manera adecuada, de la multiplicidad y diversidad de las luchas políticas contemporáneas. Por eso, vemos imprescindible la articulación de las luchas contra las diferentes formas de dominación, sean de clase, de cultura, de sexo, de raza, así como de aquellas otras a las que se oponen los movimientos ecológicos, antiglobales, antimpunidad, antidictatoriales, etc.

Ante lo caduco de este sistema que se desmorona, es necesario preparar una alternativa politica, social y cultural basada en la Democracia Radical, universalizar las luchas y las perspectivas libertarias, no implica la homogeneizacion cultural, sino todo lo contrario, dicha universalizacion solo sera posible si es que existe diversidad y se le respeta. Pero una diversidad en diálogo, no de espaldas una con la otra. Esta apuesta por la emergente radicalidad de nuestra época, es para que las prácticas democráticas se multipliquen e institucionalicen, dando lugar a relaciones sociales aún más diversas, de manera que mediante una matriz democrática-radical puedan conformarse múltiples posiciones de sujeto y muchas alternativas vitales.

La finalidad de radicalizar la democracia no es ni negociar un acuerdo entre intereses ni crear un consenso racional basado en la tolerancia, sino crear las condiciones de posibilidad para la expresión de una confrontación comprensiva y agónica entre puntos de vista en conflicto a través del dialogo. Este modelo agonístico puede resultar por lo tanto más receptivo a la multiplicidad de voces y de culturas que una democracia liberal. Mediante el reconocimiento de la naturaleza real de sus fronteras y de las formas de exclusión que éstas representan,en lugar de pretender presentarlas como una necesidad para el «libre ejercicio de la razón pública», este pluralismo agonístico evita toda tentativa de clausura del espacio democrático mediante apelaciones a la racionalidad o a la moral. En lugar de intentar eliminar las pasiones o de relegarlas a la esfera privada con el fin de alcanzar un consenso supuestamente racional en la esfera pública, afirma que las políticas democráticas deberían tener como finalidad movilizar estas pasiones hacia designios democráticos.

De lo que se trata es de establecer una nueva hegemonía, una hegemonía democrática radical. Se han de crear formas de unidad pero debería ser una unidad que diese cabida a la diversidad. En este esfuerzo, las prácticas artísticas tienen un papel muy importante que jugar porque el arte se dirige a la dimensión estética de la existencia humana, que tiene que ver con las pasiones, con la ilusión. Más aún, es un modo poderoso de politizar asuntos privados convirtiéndolos en públicos. Desde tal perspectiva, todas las prácticas artísticas tienen una dimensión política porque contribuyen bien a reproducir un «sentido común» establecido, o bien a subvertirlo. En otras palabras, en tanto que las prácticas artísticas y culturales son un terreno importante donde se construye una cierta definición de la realidad y donde se establecen formas específicas de subjetividad no hay posibilidad de que un artista sea apolítico o de que su arte no tenga alguna forma de eficacia política.

No hay un sólo modo en el que las prácticas artísticas puedan contribuir a cuestionar una hegemonía dada. Hay maneras múltiples y muy diversas por las cuales las identidades se constituyen mediante identificaciones. Si de lo que se trata en la dimensión política del arte es de la cuestión de la identificación, de la transformación de la subjetividad, está claro que ésta puede tener lugar en una variedad de formas. Las pasiones, las emociones, los deseos pueden ser movilizados de muchas maneras. A veces mediante el anhelo de algo que aún está por venir, otras veces mediante la crítica del presente haciendo tomar consciencia de la injusticia que implica y el rechazo de un status quo opresivo; en todo caso, es muy peligroso intentar imponer un único modelo de lo que constituye una práctica artística progresista comprometida.

En lo que concierne a las prácticas artísticas, un proyecto radical democrático significa diversificar el modo en que el arte se concibe y legitimar una multiplicidad de formas artísticas. Una democracia radical y pluralista debería reconocer la heterogeneidad de las prácticas artísticas y celebrar esa diversidad en lugar de pretender reemplazar un canon unificado por otro. Hay espacio en las luchas artísticas multiculturales para perspectivas muy diferentes dentro del marco de un verdadera «diversificación agonística». Esto concede valor a la diversidad y al disenso que proviene del diálogo, reconociendo en ellos la verdadera condición de posibilidad de una vida radical,democrática y vigorosa.

Hemos intentado establecer desde nuestro quehacer, algunos temas y puntos principales para iniciar el debate sobre la lógica de construcción política que hay por compatir, y sobre las imágenes de la sociedad en la cual queremos vivir. Esperamos que esto provoque un debate productivo en el movimiento.

Jorge Millones (Grupo de arte y cultura del Mov. Raiz)